Giorgio La Pira

  • Casa natal Giorgio La Pira

    1904 Nacimiento

    El 9 de enero, en Pozzallo (Sicilia), en el seno de una familia humilde.

  • Giorgio La Pira Terciario Dominico con sacerdote

    1924 Conversión

    Durante la universidad por el contacto con el marxismo entra en crisis su fe y la abandona. En la Pascua de 1924, tiene una experiencia de Dios, en 1925 se hará laico dominico. 

  • Giorgio La Pira y Pablo VI

    1927 Profesor en Florencia

    Estudió Derecho en Messina, y llegará a ser profesor de Derecho Romano en Florencia. A través de Acción Católica se volcó en ayudar a los pobres, conoció al futuro Pablo VI.

  • Giorgio La Pira y los pobres

    1939 Defensor de los Derechos Humanos

    A través de la revista "Principi", fundada este año. En 1940 el régimen fascista la prohíbe, tendrá que huir a Siena y Roma. No podrá regresar a Florencia hasta que termine la Guerra.

  • Giorgio La Pira miembro Asamblea Constituyente

    1946 Padre del Estado Italiano

    Es elegido miembro de la Asamblea Constituyente. Es uno de los artífices del Partido Democráta Cristiano de Italia. 

  • Giorgio La Pira en su despacho

    1951 El Alcalde santo

    Así lo conocían sobre todo los pobres de Florencia. Fue alcalde de esta ciudad en dos ocasiones: desde 1951 a 1957 y desde 1961 a 1964.

  • Giorgio La Pira y Florencia

    1955 Florencia capital de La Paz

    Organiza una cumbre en Florencia con los alcaldes de las principales ciudades del mundo, también el de Moscú. Le devolverá la visita en 1959 pidiendo el desarme. 

  • Giorgio La Pira diplomático hábil

    1958 Mediador por La Paz

    Sienta en Florencia en una mesa de diálogo del ámbito mediterráneo a representantes árabes e israelíes. Entabla numerosas relaciones diplomáticas y apoyos a favor de la Paz

  • Giorgio La Pira constructor de La Paz

    1965 Intenta detener la Guerra

    Y para ello va a Hanoi a entrevistarse con Ho Chi Minh para parar la Guerra de Vietnam que recién comenzaba, pero los planes de EEUU eran otros, y durará 7 años.

  • tumba nueva Giorgio La Pira San Marco

    1977 Su muerte

    El cinco de noviembre, con un funeral multitudinario en la iglesia del convento de San Marco en Florencia, donde descansan sus restos desde 2007.

  • Giorgio La Pira venerable

    1986 Alcalde y Santo

    Se inicia su proceso de beatificación, finaliza la fase diocesana del proceso en 2005. Destaca en su vida su inseparable compromiso político y espiritual.

  • Primer Plano Giorgio La Pira

    2018 Declarado Venerable

    El cinco de julio el Papa Francisco, firma el decreto en el que reconoce sus virtudes heroicas, y lo proclama Venerable.

Laico dominico y político italiano (alcalde de la ciudad de Florencia). Vivió su vocación cristiana de servicio al prójimo a través de la política, con un gran compromiso por la promoción de la justicia y la paz. Trabajador incansable por la paz (Guerra Fría, Vietnam…) que se volcó en la ayuda a los pobres.

 

Giorgio La Pira nace el 9 de enero de 1904 en Pozzallo (Sicilia, Italia) en el seno de una familia humilde. En su juventud, al cursar estudios universitarios, una crisis religiosa le llevó a abandonar la fe a raíz de su contacto con el marxismo. Sin embargo, en la Pascua de 1924 redescubrió que el vacío que sentía solo podía llenarlo Dios. Un año más tarde se hizo laico dominico.

Defensor de la libertad y la dignidad humana

Estudió Derecho en Messina y llegó a ser profesor de Derecho Romano en la Universidad de Florencia en 1927. A través de la Acción Católica, se volcó en la ayuda a los pobres. Allí conoció y trabó amistad con Montini, futuro Pablo VI. Fundó un grupo cristiano para asistir a los más necesitados de la ciudad cuya labor todavía hoy continúa: la Misa de San Procolo. En 1939 funda la revista “Principi” -como suplemento de la revista “Vida Cristiana”- dedicada a los estudios en defensa de los derechos humanos. En ella critica el fascismo y el nazismo, a los que considera radicalmente anticristianos. El régimen fascista prohíbe su publicación y en 1940 tiene que huir primero a Siena y después a Roma. No podrá regresar a Florencia hasta el fin de la Guerra, en 1945.

Reconstructor de la democracia

Vive su vocación cristiana de servicio al prójimo a través de la política. Es uno de los artífices del Partido Demócrata Cristiano de Italia. Elegido miembro de la Asamblea Constituyente en 1946, sería uno de los padres de la constitución del Estado italiano. Su huella quedó nítidamente marcada en el artículo segundo: “La República reconoce y garantiza los derechos inviolables del hombre, ora como individuo ora en el seno de las formaciones sociales donde aquél desarrolla su personalidad y exige el cumplimiento de los deberes inexcusables de solidaridad política, económica y social”. La barbarie del fascismo podía repetirse, por eso quiere, de esta manera, desterrar cualquier posibilidad de totalitarismo estatal: la persona tiene una dignidad que es anterior al Estado. Recuperada la democracia en el país, desempeñó el cargo de secretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, participó en la fundación del Partido Demócrata Cristiano de Italia y fue alcalde de la ciudad de Florencia de 1951 a 1957 y de 1961 a 1964.

Giorgio la Pira

 

El alcalde santo

Así le llamaban los pobres de la ciudad de Florencia, y así acabó siendo conocido por todos. Como alcalde, promovió instituciones de ayuda a los pobres, reconstruyó las infraestructuras destruidas en la guerra (puentes, teatro municipal, la central de leche, fábricas, etc.), construyó viviendas sociales, mejoró las escuelas... Luchó especialmente por solucionar el problema de las personas sin hogar de la ciudad -muchos de ellos inmigrantes- haciéndose cargo el ayuntamiento del alquiler de viviendas de realojo e incluso expropiando, cuando no quedaba otra solución, viviendas desocupadas para darlas este fin recurriendo a una ley de 1865 que nunca había sido derogada. Hubo quienes le acusaron de comunista y totalitario, pero él solía responder que “el pan y el trabajo son sagrados, tener un hogar también, eso no es marxismo sino Evangelio”.

Trabajador incansable por la paz

Su lucha por la justicia tuvo alcance internacional. Sus deseos de paz no conocían límites. Para él hablar de paz no era retórica. En 1955 organizó una cumbre con los alcaldes de las principales capitales del mundo en Florencia. Allí se dieron cita alcaldes de países enemigos y todos firmaron en el Palazzo Vecchio un pacto de amistad. Así es como consiguió que el alcalde de Moscú le invitara a ir a su ciudad. Era la época de la Guerra Fría y La Pira aceptará la invitación visitando la capital de la URSS en 1959. Allí tendrá la oportunidad de defender ante el Soviet Supremo la distensión y el desarme.

La novena sesión de la mesa redonda de desarme se celebró en Florencia por su empeño y en 1958 sienta en una mesa de negociación de ámbito mediterráneo a representantes árabes e israelíes. Ese mismo año recibe en Florencia a las máximas autoridades de la ciudad de Pekín. Apoya los movimientos estudiantiles de Irán y entabla una buena relación con el rey de Marruecos, Hassan II, el cual llegó a decir, tras la muerte de La Pira, que aunque él no era cristiano, estaba dispuesto a declarar a favor de su beatificación.

En 1965 fue a Hanoi, pasando por Varsovia, Moscú y Pekín, a entrevistarse con Ho Chi Minh para buscar el fin de la recién iniciada guerra de Vietnam. Tuvo éxito, ya que logró que Ho Chi Minh aceptara negociar la paz antes de la retirada de las tropas norteamericanas, pero los norteamericanos no aceptaron. La guerra acababa de empezar y los planes de EEUU eran otros. La prensa americana filtró el encuentro anunciando que Ho Chi Minh quería negociar la paz dando al traste con la mediación de La Pira. La guerra duraría siete años más. Tampoco abandonó nunca sus esfuerzos por llevar la paz a Oriente Medio defendiendo la convivencia de israelíes, palestinos y árabes.

Giorgio La Pira murió el 5 de noviembre de 1977. Su funeral, multitudinario, se celebró en la iglesia de los dominicos de San Marcos, en Florencia, donde descansan sus restos desde octubre de 2007. En 1986 se inició su proceso de beatificación.

¿Un político santo?

Entendía el compromiso político como inseparable de un compromiso espiritual, para él la acción social era consecuencia inevitable del mandamiento evangélico del amor. Vivió su vocación cristiana no a pesar de su oficio de político, si no a través de él. Aunque a algunos les pueda parecer extraño, pocas profesiones permiten llevar a la práctica con tanta intensidad el mandato evangélico del servicio al prójimo. Giorgio La Pira no fue un santo metido a político, sino un político que llegó a ser santo.