Dom
8
Sep
2024

Homilía XXIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

Ábrete

Introducción al Evangelio del día

El primer día de la semana nos trae siempre el recuerdo de la Pascua, la obra de Dios que sigue actuando en nosotros y en la humanidad, y que nos invita a sentirnos protagonistas, pueblo en camino de crecimiento y salvación. El bautismo que un día recibimos y que nos incorporó a Cristo, nos impulsa a unirnos más íntimamente a Él y a tomar conciencia de la fe que se nos ha dado como un don. No es un recuerdo o una rutina que va perdiendo fuerza y sentido, o que se queda en el cumplimiento superficial. Dios quiere que vivamos en plenitud la vida y que nos sintamos felices por hacer del Evangelio y del seguimiento a Jesús el núcleo de nuestra existencia.

La liturgia de este día nos invita a abrir los oídos para escuchar y acoger la Palabra (el pueblo de Israel era consciente de que la fe llegaba por el oído); pero también a pronunciar con los labios y con acciones la riqueza de nuestra fe. Este doble e inseparable movimiento, de acogida interior y de anuncio a los demás, configura nuestra vida como discípulos. ¡La Buena Noticia, recibida y contagiada a otros, sigue teniendo fuerza y fuego!

A nuestro alrededor se multiplican las malas noticias. No es nada nuevo, pero nos vamos acostumbrando a ello, y se debilita la esperanza, la confianza en la humanidad y la certeza de que Dios lo ha creado todo, y a todos, por amor. Se resquebraja la comunicación en todos los ambientes, y crecen las sospechas, el individualismo y las relaciones desde detrás de la pantalla. Por eso, necesitamos en este domingo escuchar a Jesús pronunciar la palabra que nos sana: “Ábrete” (Mc 7,34), y permitir que sea Él quien toque nuestros oídos, sane nuestra lengua, y nos permita sentirnos personas y creyentes en comunicación y diálogo con este mundo.