Dom
15
Ene
2017

Homilía Segundo Domingo de Tiempo Ordinario

Año litúrgico 2016 - 2017 - (Ciclo A)

Yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios

Introducción

Terminado el tiempo de Navidad el domingo pasado con el Bautismo del Señor e inaugurada la misión de Jesús y la manifestación de su relación con Dios Padre bajo el impulso del Espíritu Santo, le sigue el llamado Tiempo Ordinario en el que se recuerda el misterio de Cristo en su plenitud. Es vivir cada domingo con la tensión propia de la actitud devenida del Adviento y de la Navidad.

A lo largo de las lecturas de este Tiempo Ordinario veremos a Jesús realizando su ministerio: predicando el Reino de Dios, proclamando su voluntad amorosa y salvadora del Padre, dándonos vida y salud, alegría y esperanza con sus gestos y milagros.

El domingo II con el que empieza, sigue el mismo tono que el del domingo anterior, el del Bautismo del Señor, y su manifestación por Juan Bautista.

Este Jesús, nos lo presenta Juan Bautista como “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” para llevar a cumplimiento su misión en el mundo conformándose con el Siervo de Yahvé profetizado por Isaías, en su segundo libro, y que se proclama en la Primera Lectura de este domingo.

La Iglesia recuerda en este domingo a los emigrantes y exiliados en la Jornada Mundial de las Migraciones bajo el lema “Menores migrantes, vulnerables y sin voz”. También Jesús “emigró de un lado a otro” sin tener dónde recostar su cabeza (Mt. 8 20).