Dom
12
Ago
2012

Homilía XIX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2011 - 2012 - (Ciclo B)

Serán todos discípulos de Dios

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»

El profeta Elías cede a un sentimiento de temor y huye. Muchos profetas antes que él, habían sido asesinados. En el camino nace el desaliento y este cede al cansancio. El que era todo un campeón, se siente desfallecer, y un ángel del Señor le trae comida y bebida y se siente reconfortado con ese pan bajado del cielo, recuperando las fuerzas y el gusto por la vida. Así sigue su camino hasta el Horeb donde le espera Dios.

Como Elías, también nosotros podemos sentir desaliento en la lucha diaria. Se dice que el cristianismo es religión para valientes. El mal, en sus muchas formas, se nos puede cruzar en el camino; nuestro compromiso cristiano nos puede, en determinados momentos, pesarnos, y nuestra vida cristiana que comenzaba un día luminoso se nos convierte en rutina cansina. Sentimos entonces la tentación del cansancio. Un sentimiento de fracaso y de perdida de tiempo nos atenaza. Es el momento de una segunda vocación o de nuestra segunda conversión. Recibimos entonces la confianza interior que nos hace fuertes y seguimos el camino…

  • El que cree en mí tendrá vida eterna

Los judíos no comprenden y murmuran. Buscando argumentos contra Jesús recurren a su propia historia que ellos conocen bien como vecinos y conocidas: ¿No es este el hijo de José? Entonces ¿cómo puede decir que ha bajado del cielo?

Esta razón de la sin razón convertida en ataque personal, es una actitud muy vigente entre nosotros cuando nos cuesta reconocer en un hombre al mensajero de Dios.

Jesús se reafirma con nuevos argumentos: ¡No critiquéis!..El que cree en mí tendrá vida eterna, Yo soy el pan vivo, El que come este pan vivirá eternamente.

No se refiere a un alimento material para el tiempo como el pan de Elías, si no a aquel que nos da para la Eternidad. Cristo se parte y se reparte en la Eucaristía para ser comido y asimilado como alimento verdadero que sacie todas nuestras ansias espirituales. El pan material, nos insinuaba Jesús hace unos domingos, hemos de compartirlo con quién carece de él, comportamiento humano y cristiano pero, tantas veces, asignatura pendiente en nuestra sociedad.

Por nuestra participación en la Eucaristía, mediante su comunión, entramos en su voluntad: sumisión, renuncia, amor, aceptación de la cruz y vida gloriosa.

  • Sociedad de creyentes

Las palabras del Señor dividen opiniones y voluntades. Unos le seguirán. Otros le abandonan desde aquel momento. Cada uno seguirá su camino por distintas rutas, todos vamos avanzando hacia la eternidad.

Los creyentes formamos parte de una sociedad privilegiada que se alimenta con el pan que da la vida eterna, Cristo es su cuerpo y nosotros sus miembros capaces, por la acción del Espíritu, de continuar su vida.

La Eucaristía establece una sociedad cimentada en el amor, porque convierte en hermanos a todos los que participan en ella, y nos invita a unas relaciones en que se respete la justicia y la caridad.

Personalmente la Eucaristía es el motor que me pone en marcha cada mañana para recorrer el camino de mi vida mirando con amor a compañeros de ruta y confiar en la misericordia de un Dios amor que perdona todas mis culpas y me invita a la felicidad.