Dom
10
May
2015

Homilía VI Domingo de Pascua

Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)

Está claro que Dios no hace distinciones

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Nosotros hacemos excesivas distinciones.

Vivimos en un mundo fragmentado, roto por nuestras violentas distinciones. Tales rupturas ocurren en todos los ámbitos que frecuentamos: el político, el religioso y eclesial, el familiar… Las guerras, las escandalosas marginaciones, los desencuentros culturales, el difícil diálogo interreligioso, la salvaje exclusión de los emigrantes, son muestras de nuestras severas distinciones. Hasta el mundo lo hemos dividido desde hace mucho tiempo en tres mundos. Y nuestras ciudades tienen barrios muy diferenciados: los lujosos, los de la clase media y los que ocultamos y escondemos por pudor o por vergüenza. Vale la pena insistir en las rupturas de de nuestro mundo roto a causa de nuestras arbitrarias y violentas distinciones que rompen el paisaje pascual.

  • Dios no hace distinciones pero tiene sus preferencias.

Dios no tiene acepción de personas pero se desvive por quienes padecen cualquier tipo de marginación: los pobres, los excluidos que el Papa llama “sobrantes”, las personas sin rostro, las gentes que viven a la orilla de casi todo.

  • La fuerza del amor.

Jesús nos habla en el Evangelio del mandamiento nuevo, su testamento final: “Esto os mando que os améis unos a otros”. El Amor que Dios es y que nos tiene hace posible por una parte, no hacer distinciones que menoscaben la dignidad del otro y que fragmentan el mundo; y por otra, posibilita la aceptación gozosa y gratuita de lo diferente creando y fecundando la comunión de lo diverso, en la que lo distinto no es rival sino un don para la propia existencia.

Vale, pues, la pena profundizar en la homilía en la fuerza del amor del que Jesús nos habla y encomienda: un amor semejante al que el Padre le tiene a él; que nosotros vivimos si guardamos su Palabra; que es fecundo; que se hace misericordia.