A vino nuevo, odres nuevos

San Valentín de Berrio-Otxoa

San Valentín de Berrio-Otxoa

San Valentín creció como carpintero y se dejó conducir por su fe, que lo llevó hasta las tierras del Extremo Oriente. Destaca por su sencillez, por la hondura de sus convicciones, por el arraigo de su fe, por la nobleza y rectitud de su carácter.Su vida llegó a ser semilla de nuevas comunidades cristianas.

El 14 de febrero de 1827 nace Valentín en la villa vizcaína de Elorrio, hijo de Juan Isidro de Berrio-Otoxa y de Mónica de Arizti y Belar. Nada extraordinario queda registrado con respecto a su nacimiento o a sus primeros años de vida.

En 1851 es ordenado sacerdote. Tras unos ejercicios espirituales y después de mucho pensar, Valentín de Berrio-Otxoa marcha en 1853 al noviciado de Ocaña. Como fraile dominico marcha a Oriente a evangelizar. En 1858 llega a Tonkín, Vietnam, y al poco tiempo es elegido obispo.

Tres años duró su ministerio. Años de huídas, hambre, disfraces, noticias de muertes y apresamientos, redacción de cartas e informes dando cuenta de tanto dolor, de tanta miseria, también de tanta esperanza recia y probada. Valentín de Berrio-Otxoa es un relator fiel de lo que sucede. Sus cartas son un testimonio de primera mano y rico en detalles sobre la violencia padecida por las comunidades y los frailes que las atienden. Él también es denunciado y apresado con Hermosilla, un catequista y otro dominico de origen catalán. El ritual es conocido: interrogatorio, tortura, invitación a la delación, renuncia a la fe. También el resultado: condena a muerte por decapitación. La sentencia se cumple el 1 de noviembre de 1861. Valentín de Berrio-Otxoa tenía 34 años.

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