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‘¿Y ahora qué?’, una experiencia para vivir la fe en comunidad y profundidad desde la misión

Campo de trabajo del Movimiento Juvenil Dominicano

  A lo largo del sábado 13 de julio empezaban a llegar a Granada todos los jóvenes (mayores de 18 años) que participaban en el campo de trabajo. Llegaban de Pamplona, Sevilla, Oviedo, Valencia, Sagunto, Córdoba, La Coruña, Bilbao y Madrid. Según llegaban, las sonrisas y los abrazos brotaban y ya empezaba a desarrollarse el vínculo de confianza y cercanía que los acompañaría durante las próximas dos semanas. 
 
  A la noche, ya con todos, el equipo de organización, tras un par de días preparándolo todo, daba la bienvenida oficial al Campo de trabajo en Siena, la casa de espiritualidad de las Dominicas de la Congregación de Santo Domingo en Ogíjares, junto a Granada.
 
  Explicaron el tema del campo “Y ¿ahora qué?”. La pregunta que da título al campo realmente es la pregunta que surge siempre al final del Campo de Trabajo y que esta vez le da título para ayudarles a tomar conciencia de la vocación personal en el día a día.
 
  Ante esta pregunta la respuesta que ofrecen era una palabra sorprendente y un tanto extraña “comodidad” pero que en la segunda semana se entenderá mejor. Es decir, realmente es una propuesta sobre las zonas de confort personales, la búsqueda de la plenitud y la invitación que Jesús nos hace al respecto.

¿Salir de la comodidad?

  Es una llamada a explorar las respuestas personales ante las disyuntivas que plantea la vida ante problemas o situaciones en nuestro ámbito más cercano, en el común dentro de los grupos, como MJD o parroquia, e incluso a nivel de iglesia. Cuál es la respuesta como jóvenes cristianos y dominicos, ¿salir de la comodidad? ¿implicarse? ¿dar un paso adelante?
 
  Tras descansar y recuperarse del viaje, la mañana del domingo estuvo dedicada a poner a Dios en el centro con la celebración de la eucaristía, que en Siena siempre es especial. Porque son celebraciones cercanas, comunitarias, con participación de todos y de esas que nunca se quiere que terminen por la profundidad con la que se viven.

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  El Evangelio era el del buen samaritano y siguiendo el esquema “acercarse, sanar-curar, desinstalarse” fray Félix Hernández OP hizo un paralelismo en la homilía con lo que se vive en el campo.
 
  Acercarse, venir con su mejor disposición, es lo que han hecho los jóvenes que participan en el campo. Con esa predisposición podrán aproximarse a realidades nuevas y diferentes a las que viven habitualmente. El segundo paso es el de sanar o curar y esto es lo que van a desarrollar en los diferentes voluntariados, en su encuentro con las personas y sus necesidades.
 
  Finalmente tendríamos el tercer paso, desinstalarse. Equivaldría a bajar de la cabalgadura, a salir de la comodidad de la zona de confort. Y que ese encuentro personal con el otro no sea algo que se limite a estas dos semanas, si no que sea algo que les haga darse y que transforme sus vidas. Que siguiendo los pasos de Jesús, se conviertan en agentes de su Reino, para darse y participar de su revolución del amor.
 
Ya con las pilas puestas, la tarde la dedicaron a presentar los 5 ámbitos de voluntariado del Campo de Trabajo:

  • Acompañamiento lúdico y educativo a los niños de Alfa en el barrio de Almanjáyar
  • Acompañamiento a personas con enfermedad mental en un centro especializado en La Zubia
  • Acompañamiento a personas con enfermedad mental que conviven con sus padres mayores en un centro pionero llamado Oasis
  • Acompañamiento a enfermos en el hospital San Juan De Dios
  • Colaboración con un taller impartido por Cáritas Granada para mujeres en riesgo de exclusión social

  Todos les ofrecen la posibilidad de acercarse a realidades muchas veces desconocidas y en algunos casos silenciadas. Tras la presentación se distribuyeron según las posibilidades y necesidades de cada voluntariado.  

Lunes

 La mañana del lunes arrancó con una oración que invitaba a poner las experiencias del día en manos de Dios, y más si cabe en este primer día de contacto con los diferentes voluntariados. La mañana transcurrió con el personal de los diferentes centros explicando las responsabilidades de los voluntarios y las necesidades de las personas que se encontrarían y cómo abordarlas.  

  Tras la comida y un oportuno descanso para ordenar las ideas de un día tan intenso, el taller de la tarde estuvo a cargo de Mamen Ferreira, psicóloga y veterana del Campo de trabajo. En su taller se habló de la comodidad, de las zonas de confort, de los sentimientos que afloran cuando nos lanzamos a luchar por nuestros sueños y sobre cómo gestionar la tensión y el estrés que surgen cuando salimos de nuestra zona de seguridad.  

  También se daban algunas claves sobre la necesidad de tener zonas de confort, porque son donde podemos buscar nuestras herramientas y porque no se puede vivir permanentemente fuera, en constante tensión.  

Martes

  El martes empezaba, antes de ir a los voluntariados, con una simbólica oración en la que los jóvenes caminaban atados por parejas compartiendo algo que los hubiera llamado la atención de estos primeros días. Todo ello acompañado con la sugerente letra de la canción “Camina” de Ambkor sobre la necesidad de seguir adelante y hacerlo juntos y con honestidad.  

 Por la tarde, para bajar un poco la intensidad, se plantearon una serie de juegos y dinámicas por grupos. El Campo de Trabajo es una gran oportunidad para vivir en comunidad y compartir charlas, ideas, música y momentos lúdicos como este.  

  Bajo la apagada luz nocturna debido a un espectacular eclipse de luna, se reunieron para compartir una oración tranquila y personal en la que reflexionar sobre sus sueños y talentos.

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Miércoles

  En la oración de la mañana del miércoles, antes de los voluntariados, distribuidos por parejas se les invitaba a compartir alguno de los dones que se atisbaban de la otra persona en estos primeros días compartidos.  

  A pesar del imponente calor, que solo la piscina lograba apaciguar temporalmente, el ritmo del Campo de trabajo no se detiene y la tarde continuaba con un taller a cargo de Dani y María, del grupo MJD Igande Berri (de Pamplona), titulado "Comodidad en tu entorno". Empezaron con una dinámica en la que pusieron numerosos retos que ningún grupo logró completar.  

  Querían buscar el límite y lo lograron. Tras lo cual invitaron a los jóvenes a una meditación a modo de desierto personal sobre la zona de confort en los ámbitos familiar, de amistades, de estudios y laboral. Dando pie a un posterior y rico diálogo sobre cómo lo vivían.  

Jueves

 La oración del jueves arrancó con la invitación a vivir desde dentro hacia afuera de la canción “No te alejes” de Juanito Makandé. Después los jóvenes fueron a los voluntariados a seguir dándose dando vida a la propuesta de la oración.  

  A pesar del calor la tarde arrancaba con una especial agitación, pues todos se preparaban para la visita a las dominicas contemplativas del Convento de Santa Catalina de Zafra junto al río Darro, sin duda uno de los lugares más bonitos de Granada. Con ellas compartieron la eucaristía presidida por fray Félix así como un rato de encuentro cercano y fraterno en el que compartir la vida y la misión de nuestras hermanas. Después siguieron disfrutando de otra especialidad granaina, el tapeo.  

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Viernes

  El viernes, con la primera semana de voluntariado tocando a su fin, transcurrió con normalidad y en la oración de la mañana se invitaba a aprovechar el tiempo que queda y que parece que vuela.  

  El taller formativo de la tarde estaba a cargo de Ángela, veterana del MJD, del grupo Endavant (Valencia) que logró descolocar a los jóvenes con su propuesta. Partiendo de una introducción sencilla y con una dinámica plácida les fue guiando en una meditación personal y conjunta con sus grupos de fe origen hasta lograr sacudir sus conciencias. Así les ayudó a darse cuenta de la instalación en la que muchas veces se encuentran y como esta les limita personalmente, como grupo y también al conjunto como MJD.  

Sábado

  Después de vivir unos días tan intensos el sábado es un día de relax. Tomaron la ruta de Granada hacia Salobreña, donde sus playas y sus refrescantes aguas les recibieron con un mar en calma. Fue un día para recuperar fuerzas al sol o a la sombra y donde las conversaciones se sucedían pasando de temas tan triviales como las cremas solares a otros más profundos y personales. El día finalizó con la vuelta a la casa de Siena con una cena más informal y un buen rato de diversión bailando con todo tipo de ritmos.  

Domingo

 Tras una semana de Campo de Trabajo, el domingo tocaba poner orden en lo material. Después de una semana conviviendo juntos hacía falta limpiar en profundidad y poner algo más de orden en los espacios comunes.  

  La tarde estuvo centrada en la celebración de la misa prepara por todos. La homilía de fray Félix, les ayudó a recordar que como humanos, se cometen errores, y que eso también es la comunidad.  

  Partiendo del evangelio de Marta y María, fray Félix compartió también la necesidad de apoyarnos en Dios para dar sentido a lo que hacemos en los voluntariados, en el campo y en la vida. Lo contrastaba con la opción de apoyarnos solo en nuestras capacidades o en los afectos y como esto tiene un fin pues nosotros también somos limitados. Como es habitual, la celebración se alarga y la noche les ha caído encima. Eso siempre pasa en las misas del Campo de Trabajo.  

  Una semana después del inicio la fraternidad y el buen ambiente siguen creciendo entre este grupo de jóvenes dispuesto a darse a los demás. El Campo de trabajo está en pleno desarrollo y les ayuda a comprender y vivir la fe desde una experiencia en clave dominicana.

José Alberto de Blas, O.P.