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Estáis en la vanguardia de la Iglesia y en el corazón del mundo

4 de febrero de 2019

Eucaristía en Valencia con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, presidió ayer tarde una eucaristía en la Catedral coincidiendo con la Jornada Mundial de la Vida Consagrada en la que agradeció el "testimonio valiente" de todos los miembros de institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica de la archidiócesis.

"Estáis en la vanguardia de la Iglesia y en el corazón del mundo, con vuestra evangelización, oración y entrega", dijo el Arzobispo, que expresó a todas las personas consagradas su "gran aprecio, admiración y reconocimiento por vuestra generosidad, caridad y servicio a los demás, a favor de la Iglesia y de los hombres, en escuelas, hospitales, atendiendo a desvalidos y marginados".

Durante su homilía, el Cardenal recordó que "Dios es vuestro horizonte, sólo Dios, y ésta es la sustancia de la vida consagrada", por lo que "en tiempos de desconcierto en los que vivimos, la sociedad y el mundo necesita vuestro testimonio".

 


Por todo ello, "la Iglesia a todos vosotros y vosotras os debe mucho; yo os debo mucho, la diócesis os debe mucho y os quiere", según el Arzobispo que les animó a seguir siendo "medio privilegiado de evangelización eficaz, dando testimonio de esa santidad y caridad" y a "vivir con radicalidad" su vocación.

Igualmente, el Cardenal aseguró que la vida consagrada "es el presente de lo que esperamos en el futuro", para alcanzar una humanidad nueva. "Sois signo de esperanza y vitalidad" como "la Iglesia joven, gozosa y llena de belleza y vida que he podido ver recientemente en Panamá durante la Jornada Mundial de la Juventud". "Sois una Iglesia unida y misionera dispuesta a llevar esa esperanza a todos los lugares", expresó.

Tras la homilía durante la misa, que fue concelebrada por el obispo auxiliar de Valencia monseñor Javier Salinas y una treintena de sacerdotes, el titular de la archidiócesis de Valencia pidió por Venezuela y "por todos aquellos países que están atravesando una situación difícil para que sean iluminados por la luz de Cristo" y para "que sea posible una humanidad nueva, en paz".

En la eucaristía participaron representantes de numerosos institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica de la archidiócesis y durante la misa tuvo lugar la bendición de las candelas encendidas, que simbolizan la luz de Jesucristo, con motivo de la festividad litúrgica de la Presentación del Señor en el templo.

Dominicos en Jornada Vida Consagrada en Valencia

Igualmente, ayer, durante la Jornada de la Vida Consagrada, en el transcurso de las misas que celebraron conventos, monasterios y comunidades religiosas, más de 700 religiosos y 3.900 religiosas de la diócesis de Valencia renovaron sus compromisos religiosos y apostólicos.

Según el vicario episcopal para la Vida Consagrada, Martín Gelabert, “es importante que podamos reunirnos para dar gracias a Dios por el gran don de la vida consagrada, como signo de unidad entre nosotros, y como signo de que la vida consagrada forma parte esencial de la vida de la Iglesia”.

La Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada cada 2 de febrero, festividad de la Presentación del Señor en el Templo, desde que fue instaurada por san Juan Pablo II en 1997, con el objetivo de “alabar y dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada y promover su conocimiento”.

En la actualidad, la archidiócesis de Valencia cuenta con más de 4.600 consagrados, entre ellos cerca de 700 religiosos y más de 3.900 religiosas, además de miembros de institutos seculares y de sociedades de vida apostólica. 

Entre los concelebrantes había cinco religiosos dominicos (Alejando López, Moisés Pérez, Francisco Fassio, entre otros). El P. Vicente Botella también estaba presente en la celebración, acompañando al coro que formaban los estudiantes dominicos. Sus cantos fueron muy elogiados, especialmente el Magnificat dominicano que cantaron durante la comunión. También los estudiantes dominicos se ocuparon de las tareas de acolitado y de asistencia al altar. El Cardenal, al final de la celebración, les saludó personalmente.