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Diamantes, topacios y un atentado: la historia de la corona de la Virgen de Atocha

13 de julio de 2023

Tras salir ilesa de un intento de asesinato la reina Isabel II regaló sus joyas a la patrona de la realeza española

  Fiel a la tradición, Isabel II iba a visitar la real capilla de Atocha en señal de gratitud por el nacimiento de la princesa Isabel. En el trayecto, el cura Martín Merino se abalanzó sobre la reina con un cuchillo que se desvió al chocar con su corsé. Doblemente agradecida realizó este precioso conjunto para la Virgen con las joyas que lucía ese día. Este suceso puede leerse en la parte trasera. A la Virgen de Atocha dedica la reina Doña Isabel II por el suceso del 2 de febrero de 1852 esta corona, la del niño, rostrillo y ramo que de sus propias alajas mandó a hacer a su diamantista de cámara, don Narciso Soria, en 35 días. Déjate deslumbrar por su brillo en la galería de las colecciones reales.

La corona de Nuestra. Señora de Atocha

  Isabel II, hija de Fernando VII y de María Cristina, fue proclamada Reina al alcanzar la mayoría de edad en 1844. Al igual que a su madre siempre le gustaron las joyas y reunió una importante colección. Los diseños de las piezas que lucía eran aparatosos y siempre llevaban engastados piedras de gran tamaño.

  Fiel a la tradición de la Corona española, tras el natalicio de la princesa Isabel la reina acudió el 2 de febrero de 1852 la Reina acudió a visitar la Real Capilla de Atocha, en señal de gratitud por el feliz acontecimiento y para presentar a la Virgen a la recién nacida. En el trayecto, en la Galería del Palacio Real el cura Martín Merino se abalanzó sobre la Reina y le asestó una puñalada que pudo ser mortal, de no desviarse la hoja del cuchillo al chocar con las ballenas del corsé de la soberana. Doblemente agradecida, la reina ofreció como exvoto a la Virgen las joyas que lucía ese día, actuando como donante el conde de Pinohermoso, mayordomo mayor de la Reina.

  Las joyas realizadas por el platero de oro y diamantista Narciso Práxedes Soria fueron: una corona de plata dorada para la Virgen y otra más pequeña para el Niño, un rostrillo y un halo o resplandor, todo ello guarnecido con brillantes y topacios del Brasil. Además realizó un ramo de brillantes montados en plata y un broche de pecho de brillantes montados en oro con esmaltes verdes, actualmente desaparecidos. En el trabajo, a Narciso Soria le debió ayudar su hijo Ildefonso y otro de los oficiales de su obrador, Manuel de Diego Elvira.

Isabel II de España | GETTY

  La corona de la Virgen y la del Niño tienen el mismo diseño. El aro distribuido en tres franjas se remata con una crestería de hojas de trébol, de la que parten seis imperiales que se unen en el centro sirviendo de soporte a la bola rematada por la cruz. Las coronas están realizadas en plata dorada cuajada de brillantes y topacios del Brasil, engastados al aire.

  El halo o resplandor está guarnecido en su cerco por diecinueve topacios montados al aire unidos entre sí por un motivo vegetal cuajado de brillantes. De él parten los rayos de plata dorada interrumpidos a intervalos por otros cuajados de brillantes. Se remata con una cruz formada por once topacios rodeados de brillantes. El rostrillo de diseño vegetal luce también en el marco grandes topacios alternando con brillantes sobre todo en el copete, de perfil triangular y en la parte inferior.

  Narciso Práxedes Soria nació en Madrid en 1786. Era hijo de Narciso Severo Soria (1755-1834). Comenzó su labor profesional durante el reinado de Fernando VII. El 9 de junio de 1815 recibió los honores de platero diamantista de Cámara. En 1823 ascendió a primer diamantista de Cámara. Obtuvo también el cargo de jefe del Real Guardajoyas de la reina otorgado por Fernando VII el 13 de noviembre de 1823. Continuó trabajando para la reina Isabel II realizando gran número de joyas tanto para ella como para la infanta Luisa Fernanda y otras damas de la corte, entre ellas la duquesa de Osuna y la de Medinaceli.

  El 8 de marzo de 1843 recibió el encargo de fabricar dos aderezos de brillantes y topacios del Brasil para la reina y para su hermana, la infanta Luisa Fernanda. Los aderezos estaban compuestos de collar, pendientes y alfiler. El de la reina llevaba 479 brillantes y 18 topacios. Este pequeño aderezo pudo ser ampliado y enriquecido años más tarde por el platero, y tal vez utilizado por la reina el día que acudió a la basílica de Atocha. Soria falleció el 13 de noviembre de 1854 después de haber solicitado varios permisos para tomar las aguas en Sacedón (Guadalajara).

  Manuel de Diego Elvira, que fue oficial mayor en el taller de Soria, sustituyó a éste en el puesto de joyero y diamantista de cámara. Fue nombrado el 15 de mayo de 1855 ayuda del Real Guardajoyas. Realizó la custodia para el templo de Nuestra Señora de Atocha, una corona para la reina Isabel II y varias coronas y rostrillos para imágenes religiosas. Falleció el 4 de septiembre de 1862.

corona ntra sra atochaCorona de la Virgen de Atocha | PATRIMONIO NACIONAL

 

La Galería de las Colecciones Reales reabre sus puertas

  Más de 650 piezas repartidas en dos salas expositivas, la muralla fundacional de Madrid del siglo IX y una exposición temporal de vehículos y carruajes se exhiben en la Galería de las Colecciones Reales, que abrió sus puertas a finales de junio. El nuevo museo se plantea como un doble escaparate, según ha explicado Ana de la Cueva, presidenta de Patrimonio Nacional: “Por un lado, muestra la riqueza histórico-artística de nuestro país, a través de cinco siglos de coleccionismo real y, por otro, se convierte en una maravillosa caja de resonancia para que los turistas conozcan los Reales Sitios que gestiona la institución y el trabajo que se realiza para conservarlos”.

  Los ciudadanos pueden visitar la Galería de las Colecciones Reales de lunes a domingo desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde (los domingos hasta las siete) y la entrada cuesta 14 euros (7 con reducción y gratuidad de lunes a jueves desde las 18h). Las entradas se pueden reservar y/o adquirir a través de la página web.