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Compartimos vida: la cotidianidad de nuestra vida

2 de octubre de 2013

Desde la comunidad del Estudiantado de los dominicos en España (Prov. Aragón, Bética, España y Rosario) hemos querido presentar, a través de un vídeo, la cotidianidad de nuestra vida como testimonio de nuestro anhelo de construir fraternidad para anunciar el Evangelio.

Compartimos Vida

El vídeo lo hemos titulado: “Compartimos Vida”, según las palabras de Jesús: “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). En él se intenta mostrar la dimensión comunitaria dominicana de la Oración, el Estudio, la Misión y de nuestro gobierno en el que cada fraile es sujeto de decisión, de crédito y fuente fidedigna de la presencia del Espíritu, que nos impela conjuntamente a buscar el bien común.

“La misión profética de Jesús tiene como objetivo construir o reconstruir la comunidad entre los seres humanos. En un mundo atravesado por el individualismo, la soledad, la dominación del hombre sobre el hombre, la comunidad religiosa está llamada a ser signo profético por excelencia. Para Domingo de Guzmán la comunidad misma era el primer predicador” (Fray Felicísimo Martínez). Para un dominico la vida comunitaria es el espacio vital en el que se crece como persona, la comunidad no anula la singularidad de cada fraile, sino que posibilita la realización personal ya que“…quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1Jn 4,21).

La Vida en común nos hace responsables los unos de los otros. Vivimos juntos aun cuando tengamos opiniones o actitudes diferentes, porque Cristo es el centro de nuestra vida comunitaria y constituye nuestra unidad. No nos elegimos cómo los amigos pueden hacerlo, sino que nos recibimos los unos a los otros, como hermanos que tienen un Padre en común que es Dios.

Pertenecemos a comunidades donde todos somos iguales por la profesión religiosa, respetuosos con las diferencias, pero unidos por la fe. Nuestro modo de vida comunitaria es una forma de predicación, ya que seguimos a Cristo como varones obedientes, castos y pobres. Hablamos de Dios con alegría porque no comunicamos calamidades sino ilusión y esperanza.

Creemos que hombres y mujeres pueden vivir en común en un mundo de justicia y paz. Domingo de Guzmán, estaba convencido de que Dios le hablaba a través de otras voces y no sólo de la suya propia, por eso organizó su familia: la Orden de Predicadores como una comunidad de hermanos.

 



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