Devociones y espiritualidad popular

Las devociones marcaron la espiritualidad del siglo XIX con la devoción al Sagrado Corazón, a la Eucaristía y las apariciones marianas.


La Revolución Francesa y los posteriores movimientos liberales, ayudaron a poner espiritualmente a cada uno en su sitio. Entre los que antes eran cristianos por la presión social o por superstición, unos dejaron de interesarse por el tema religioso y pasaron a ser agnósticos, y otros comenzaron a defender la no existencia de Dios, como ateos.

Aquellos que, además, se sentían agraviados de algún modo por la Iglesia, pasaron a ser anticlericales. Pero muchos de aquellos que tenían una fe sincera, se comportaron como cristianos heroicos, jugándose su prestigio, o incluso la vida, por defender a la Iglesia y al Evangelio. También hubo personas poco creyentes que, ante la complicada situación que vivían, encontraron el sentido de su vida en el Evangelio, y reforzaron su fe y su compromiso con la Iglesia.

¿Por qué surgen el culto al Sagrado Corazón y a la Eucaristía?

Dado que las devociones crean un fuerte lazo de unión afectiva entre el pueblo fiel y Dios, éstas protegen a la Iglesia contra los ataques que recibe desde fuera. Por eso, como en el siglo XIX no había suficientes sacerdotes para predicar y celebrar los sacramentos, la Iglesia recurrió a la piedad popular para transmitir y sostener la fe del pueblo fiel.

Donde más se notó fue en el ámbito de los santuarios, que aumentaron en número y afluencia de creyentes. Pero, debido al carácter afectivo y experiencial de las devociones, la Iglesia consideró necesario sustentarlas doctrinalmente para no caer en la idolatría o la superstición.

¿Qué impacto tuvo en la espiritualidad la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?

Sobresalió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Vimos en capítulos anteriores que esta devoción tuvo su origen en la Edad Media y cobró fuerza en el siglo XVII. Bueno, pues el Papa Pío IX aprobó oficialmente su culto en 1856, y pronto pasó a ser una devoción muy popular gracias sobre todo a los jesuitas.

Fruto de esta eclosión, se edificaron templos y se levantaron grandes estatuas del Sagrado Corazón en lugares emblemáticos. Asimismo, surgieron Congregacionesla mayoría francesas y de una espiritualidad generalmente próxima a la ignaciana– en cuyo nombre aparece el Sagrado Corazón:

  • Esclavas del Sagrado Corazón
  • Misioneros del Sagrado Corazón
  • Hermanos del Sagrado Corazón
  • Otras

Esta devoción está muy ligada a la espiritualidad de la reparación, que está motivada por el gran daño que la Revolución Francesa y los movimientos liberales han causado al Sagrado Corazón de Jesús y a multitud de personas.

Este mal requiere una reparación, por ello el cristiano se asocia al Sagrado Corazón de Jesús, del que brota el Amor que todo lo sana. Ahí se apoya la espiritualidad de las Congregaciones del Sagrado Corazón y de mucha gente devota. Esta espiritualidad tan sencilla y afectiva ayudó mucho a eliminar el rigorismo jansenista, que todavía en el siglo XIX estaba presente en la vivencia religiosa del pueblo fiel, sobre todo en Francia.

¿Cómo se desarrolló la devoción a la Eucaristía?

Hubo otra piedad popular que se acrecentó en este siglo: la devoción a la Eucaristía. Recordemos que la costumbre era comulgar sólo una vez al año, porque es el mínimo exigido por la Iglesia. Pues bien, en esta época aumentó el número de los que comulgaban cada mes, o cada domingo, o incluso, diariamente.

En 1851 el Papa Pío IX recomendó la adoración perpetua al Santísimo Sacramento, lo que hizo que esta devoción se difundiese enormemente. Lo mismo ocurrió con la adoración nocturna. Y como pasaba con otras devociones, la adoración al Santísimo fue asumida por algunas Congregaciones, como las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que se fundaron en España en 1856.

Por otra parte, en 1881 se celebró el primer Congreso Eucarístico Internacional, en Lille (norte de Francia). A partir de entonces, los Congresos Eucarísticos se celebran cada año o cada pocos años, siendo convocados por el Papa. A ellos asisten obispos, sacerdotes, religiosos y muchos laicos.

¿Por qué se fortaleció la devoción mariana?

En este periodo se multiplicaron las devociones marianas, sobre todo en torno al rezo del Rosario, oración que fue de gran ayuda al pueblo fiel. También se construyeron santuarios a María y se fundaron Congregaciones marianas. Pero destacan sobremanera las apariciones. María se apareció:

  • en París (1830) a santa Catalina Labouré (1806-1876), hija de la caridad, lo que originó la devoción a la Medalla milagrosa;
  • en La Sallete (1846) a dos niños;
  • en Lourdes (1858) a una niña: santa Bernadette (1844-1879);
  • y en Fátima (1917) a tres niños. Esto incentivó enormemente la devoción mariana.

¿Cómo se establece el dogma de la Inmaculada Concepción?

También es muy importante la definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María el 8 de diciembre de 1854. Con ello se puso fin a una larga discusión puramente teológica entre, por una parte, los tomistas, sobre todo dominicos, que afirmaban que María es «pura» pues nunca cometió ningún pecado y fue redimida del pecado original por su Hijo y, por otra parte, la práctica totalidad del resto de los teólogos, que apoyándose en el parecer del franciscano Duns Escoto (1266-1308) y el sentir común del pueblo fiel, defendían que María ni siquiera tuvo pecado original pues Dios quiso –y, por tanto, pudo– preservarla de ello, por lo que María, más que «pura», es «purísima». Ésta última fue la posición que los obispos, con el Papa Pío IX a la cabeza, dieron por válida.

Cuando rezamos a María debemos captar interiormente su pureza

Esto nos hace ver cómo los dogmas tienen su origen en la experiencia espiritual del pueblo fiel, la cual es después definida por los teólogos. Y más tarde, si es necesario, el Magisterio de la Iglesia –es decir, el Papa en comunión con los obispos– declara dicho saber como verdad revelada por Dios, es decir, como dogma.

Todo dogma ha de ser aceptado y creído por los fieles cristianos, porque así nos adherimos a la fe que comparte la comunidad eclesial. La mejor manera de asumir y dar sentido a un dogma es sumarnos a la experiencia espiritual comunitaria que le dio origen. Respecto al dogma de la Inmaculada, cuando rezamos a María, debemos captar interiormente su pureza. Y al tener experiencia espiritual del dogma, lo aceptamos. Y no sólo eso, maduramos interiormente. Sin embargo, cuando nos limitamos a racionalizar lo que afirma la formulación dogmática, entonces es mucho más difícil de dar sentido al dogma.

Volviendo a la devoción a María, en América fueron cobrando mucha fuerza en esta época diversas advocaciones marianas, como Nuestra Señora de Luján en Argentina, la Virgen de Chiquinquirá en Colombia, la Virgen de Copacabana en Bolivia, Nuestra Señora de la Aparecida en Brasil y, sobre todo, la Virgen de Guadalupe, en México, cuyo santuario es actualmente el segundo más visitado del mundo después de San Pedro de Roma. De hecho, la devoción a la Virgen de Guadalupe está tan extendida por América, que el Papa Pío XI (1857-1939) la nombró Patrona de todas las Américas.

¿Por qué se afinaza la devoción a San Antonio de Padua?

También destaca en esta época la devoción a san Antonio de Padua (ca. 1290-1231) que fue extendida por las clarisas y los franciscanos tras su rápida canonización en 1232. En torno al siglo XV nació una particular devoción a la imagen de este santo con el Niño Jesús en brazos, la cual tomó gran fuerza en los siglos XIX y XX, de tal forma que se difundió tan profusamente que pasó a ser la devoción popular a un santo más extendida.

Ésta se basa en un acontecimiento de la vida de san Antonio: poco antes de morir recibió la visita del Niño Jesús. Actualmente, en pleno siglo XXI, es muy común encontrar esta imagen en muchas iglesias y en todo tipo de tiendas religiosas, y a veces en tiendas no religiosas.

La pobreza y humildad de san Antonio, unidas a la ternura que despierta el Niño Jesús, han ayudado a mucha gente a orar devotamente a Dios. Como pasa con el Sagrado Corazón, esta espiritualidad colaboró en acabar con el rigorismo jansenista.

La devoción al Papa

En esta época el prestigio del Papado aumentó enormemente entre el pueblo fiel debido a los atropellos que sufrieron Pío VI (1717-1799) y Pío VII (1742-1843) por parte de Napoleón. Desde entonces al Papa se le ve como un héroe cristiano que tiene que luchar contra multitud de ataques y dificultades para poder llevar a buen puerto la «barca de la Iglesia».

Como consecuencia de ello, surgió una nueva piedad popular: la devoción al Papa, que apenas existía hasta entonces, pues los peregrinos que iban a Roma, la «Ciudad Santa», lo hacían fundamentalmente para visitar las tumbas de san Pedro y san Pablo. Pero desde el siglo XIX mucha gente va también a Roma por ver y escuchar al Papa.