Evangelio del día
Segunda semana de Navidad

María guardaba todas las cosas, meditándolas en su corazón

Introducción a la semana

Estrenamos almanaque con un nuevo guarismo: año 2012. Estos días también estarán en las manos de nuestro Dios. Abrimos año y semana con el cierre de la Octava de la Navidad, recurso litúrgico que alarga durante una semana un acontecimiento, por su hondura y trascendencia, único: la encarnación de Dios. Y en el primer día se suman argumentos celebrativos y orantes de primera magnitud: la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el comienzo del año civil, la jornada mundial de oración por la paz, regalo mesiánico que necesitamos como la mejor bendición de Dios.

De Juan evangelista toma la liturgia esta semana el menú para servirlo en la mesa de la Palabra. En las primeras lecturas recorremos gran parte del camino que nos traza la I Carta de Juan que nos recuerda la solidez de nuestros cimientos (confesar al Hijo, permanecer en Dios, ser hijos de Dios, nacer de Dios, amor a los hermanos…): el sabernos hijos de Dios y ejercer como tales.

Los evangelios, por su parte, recorren los primeros tramos del discipulado de Jesús según el IV evangelio (reclutamiento de discípulos, aclaración sobre el ministerio y predicación del Bautista, la alegría por encontrarse con el Maestro de Galilea…), camino que nos ayuda a refrescar nuestras adhesiones a Jesús como evangelio y al evangelio de Jesús.

Nos encontramos, también, en estos siete días con la memoria de dos amigos entre sí y, por descontado, con dos grandes amigos del Galileo: Basilio Magno y Gregorio de Nacianzo. La pluma de ambos, guiada por el Espíritu, nos ha dejado textos de primera relevancia para impulsar nuestro seguimiento del Señor. Cierra la semana la memoria gozosa del tercer Maestro de la Orden, el barcelonés fr. Raimundo de Peñafort, referente de predicador, servidor del Pueblo de Dios y jurista excelente.

Pero quien da realce singular a esta semana es uno de los puntos más luminosos del tiempo de Navidad, la luz rutilante de una estrella que siempre brilla para los buscadores, los que se sienten aguijoneados por la verdad, esté donde esté, los que dudan, los de cerca y los de lejos, los que huyen de estáticas seguridades. Además, la Epifanía del Señor es un encuentro con nuestros hermanos de Oriente que hoy celebran el nacimiento y el bautismo de Cristo. La comunión que alimenta la Epifanía a buen seguro que dará frutos de fraternidad ecuménica: un hermoso regalo a poner a los pies del Emmanuel. ¡El Señor conceda a nuestro mundo la paz!

Fr. Jesús Duque O.P.

Fr. Jesús Duque O.P.
(1947-2019)

Días de la semana