Dom
12
Ene
2014

Homilía El Bautismo del Señor

Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

Año tras año, después de repasar y evaluar lo que nos han deparado los últimos 365 días, nos afanamos en escribir la lista de los nuevos y buenos propósitos.

Ordenar las carpetas, hacer deporte, ser puntual, comer sano... Cada uno tendrá su particular lista donde aparecerán propósitos para el trabajo, para sus momentos de ocio, propósitos personales… Pero... ¿tenemos en esa lista propósitos sociales, espirituales y de justicia?

Son tiempos de carencias, de desarraigos, de pérdida de derechos, de injusticias sociales, de incoherencias políticas, de usos desmedidos del poder, de primas de riesgo y locuras económicas… El mundo está falto de justicia y quienes tenemos la sensibilidad de captar esa falta no debemos olvidar ponerla en nuestra lista. Como primer punto estaría bien.

Al igual que en las aguas del Jordán, las promesas bautismales nos pueden servir de ayuda para organizar esos propósitos de vida y fe.

En nuestra bienvenida a la comunidad cristiana a todos y cada uno se nos proclamó como profeta, sacerdote y rey.

"Profetas", para hablar a los hombres de Dios. Es nuestra labor evangelizadora, de anuncio y denuncia, de predicación con los hechos, con los gestos, con el amor.

"Sacerdotes", para hablar a Dios de los hombres. La Oración es nuestra manera de conectar, de ser punto de unión con nuestro Padre-Madre Dios. Oración activa, oración aglutinadora, oración inclusiva… “hay que ser sacerdote antes de ser Profeta, hay que hablar a Dios de los hombres, antes que hablar a los hombres de Dios”.

"Reyes", para vivir con el amor y la humildad de Jesús, ofrecer protección a nuestros hermanos y canalizar y administrar la justicia de nuestro tiempo.

Tiempo en el que también tiene cabida la esperanza, la empatía, el compromiso, la coherencia, el valorar lo sencillo y autentico, lo natural y todo aquello que nos une.

Será más fácil con la renuncia a todo lo que nos aleja de estos propósitos y creyendo y defendiendo lo que nos acerca a Dios, aunque a veces cueste y suponga un esfuerzo por nuestra parte.

La primera lectura ya nos deja la reseña; "Promoverá fielmente el derecho". Despacito, sin pausa, pero con firmeza. Nuestra denuncia, nuestra aportación, tendrá sus frutos. Sin necesidad de reconocimiento, sin grandes ruidos. Pero con la certeza de que quietos no podemos ni debemos quedarnos.