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El ecumenismo busca la comunión y la salvación para todos

19 de noviembre de 2021

Vicente Botella profundiza en la espiritualidad ecuménica a la luz del pensamiento de Yves Congar

La finalidad del impulso del Espíritu Santo es la reunión de todos los cristianos

El vicedecano de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, Vicente Botella OP, delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso del Arzobispado, profundizó en el Ecumenismo espiritual y espiritualidad ecuménica. Una aproximación a la luz del pensamiento de Yves Congar. Así se tituló su conferencia dentro del ciclo organizado por el Secretariado Diocesano de Espiritualidad y que gira en torno al tema ‘Retos y oportunidades en la recepción del Sínodo diocesano’.

Fray Vicente Botella reflexionó sobre los conceptos de ecumenismo espiritual y espiritualidad ecuménica a partir de las enseñanzas del decreto del Concilio Vaticano II sobre ecumenismo Unitatis redintegratio, dado en Roma el 21 de noviembre de 1964 por su santidad Pablo VI, y la Carta Encíclica de san Juan Pablo II Ut unum sint, publicada el 25 de mayo de 1995.

Explicó que fue el padre Yves Congar quien completó el concepto de ecumenismo espiritual hablando de espiritualidad ecuménica ya que «la finalidad del impulso del Espíritu Santo es la reunión de todos los cristianos». En este sentido, el ecumenismo busca la comunión y la salvación para todos y por ello «interesa a todos los cristianos».

Vicente Botella conferencia espiritualidad ecumenicaFray Vicente Botella OP durante su intervención

Siguiendo a Congar, presentó Vicente Botella los cuatros rasgos o actitudes mayores de la espiritualidad ecuménica: la conversión, el diálogo, la paciencia y la penitencia. Estos cuatro elementos «acompañan a un eje espiritual transversal que es la oración». A su juicio, «este es el núcleo de lo que significa el ecumenismo espiritual según el Concilio y la Ut unum sint».

Planteó también las consecuencias transformadoras que tiene dicha espiritualidad ecuménica y fijó «los dos horizontes en los que se hacen visibles los efectos de esta espiritualidad: el personal y el eclesial».

Entre las conclusiones, explicó Botella, se ha podido comprobar como «toda espiritualidad cristiana es también ecuménica» lo que significa que «la vivencia de nuestra identidad de discípulos, la profundización espiritual en lo que somos conllevan una apertura sincera a la causa de la unidad de los cristianos».