Dominicos en diálogo con el arte contemporáneo: Capilla del Rosario en Vence

El diseño de la Capilla de Vence, con temática dominicana, por parte de Matisse tiene su origen en un encuentro fortuito en un hospital en el que nuestro artista había sido ingresado a causa de su frágil salud.
Allí conoce a una joven enfermera, Monique Bourgeois, que se convertirá en su mayor apoyo en los difíciles días del hospital. La amistad que se forjó entre el viejo artista y la joven se mantuvo durante años. Poco tiempo después, la joven, respondiendo a su vocación religiosa, ingresa en una congregación de dominicas llamadas del Rosario de Monteils. En una de las visitas de Matisse a su amiga, ahora hna. Jacques-Marie, a su convento de Vence, dialogan en torno a un pequeño plano que la hermana había dibujado como proyecto imaginario para una futura capilla para la comunidad.
Matisse queda entusiasmado por el proyecto, pero el tema se queda así, sin que ninguno de los dos plantee seriamente la consecución del proyecto. Al poco tiempo se presenta en el convento un joven fraile dominico, Rayssiguier, que había visto dibujos de Matisse y, a su juicio, le veía capaz de realizar arte religioso. Tuvo la oportunidad de conocerle personalmente a través de la hermana Jacques-Marie, y en su primer encuentro, el fraile le llevó un dibujo de lo que podía ser la futura capilla. Matisse se entusiasmo porque vio la posibilidad de llevar adelante las nuevas técnicas pictóricas que estaba explorando. Matisse había inventado lo que él llamaba signo plástico con el que pretendía expresar sus sentimientos en ese momento.

Matisse no era católico: hay que comenzar con esta clara realidad, y de eso eran conscientes los dos frailes y la hermana Jacques-Marie. Su conocimiento de la Biblia era prácticamente nulo, así lo reconoce fray Rayssiguier después de haber conversado varias veces con él. El artista le confesó que en una ocasión había escuchado un pasaje del Libro de Job que le impresionó, pero no fue capaz de encontrarlo en la Biblia. Eso sí, admitió haber leído en una ocasión La imitación de Cristo.
En sus obras anteriores no encontramos ninguna intervención en un proyecto de tipo religioso, y por eso la decisión de realizar esta capilla sorprendió a muchos. Los enfrentamientos con Picasso eran continuos sobre este tema, y le dijo en una ocasión: “Sí, yo he rezado mis oraciones, y también tú, lo sabes perfectamente bien. Cuando todo va mal, nos arrojamos a la oración con la esperanza de volver al clima de nuestra primera comunión. Y tú también lo haces”. Y concluye: “Y él no lo negó”.
