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El Parque Jurásico y la Última Cena

3 de abril de 2017

El Parque Jurásico y la Última Cena

Charla de fr. Timothy Radcliffe en el día de apertura del periódico "The Tablet"

Me siento muy honrado al pedirme que dé esta charla en el día de apertura de The Tablet. Siempre me gustó venir al Cardinal s Arms una vez al mes para la reunión de The Tablet, pero hasta que no marché de Inglaterra y empecé a vivir con la maleta siempre dispuesta, saltando de un país a otro, no descubrí la importancia de este periódico y cuánta gente depende de él para saber lo que está ocurriendo en la Iglesia. En lo profundo del Amazonas podéis encontraros con hermanos que discuten un artículo, disputando por leer antes que los demás la publicación siguiente.

El año pasado tuve que dar una charla de diez minutos a la Unión de Superiores Generales - los "jefes" de las órdenes Religiosas - sobre los retos de nuestra misión como religiosos en Occidente. Parecía un trabajo un tanto irrealizable. ¿Qué se puede decir en diez minutos? Por aquella época fui a ver Parque Jurásico y me di cuenta de que es ésta una historia que nos muestra un cuadro maravilloso del mundo en que hemos de vivir nuestra fe hoy. Es una de las películas de mayor éxito. Se estaba exhibiendo en uno de cada tres cines en Italia y el Ministro francés de Cultura la declaraba como una amenaza a la nación. Nuestros niños comen galletas en forma de dinosaurios. ¿Por qué ha tenido tanto éxito? Seguramente porque toda cultura vive de historias, de relatos que conforman nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos, los cuales nos dicen qué significa ser humano. Es ésta una narración en la que millones de personas, tal vez inconscientemente, se encuentran a sí mismas, encuentran la historia de sus vidas.

Pero nosotros, los cristianos, afirmamos vivir de otra historia, que nos reúne para recordarla y reactualizarla cada domingo, la historia de la última Cena; la historia del hombre que congregó a sus amigos a su alrededor y compartió con ellos una comida, les entregó su propia persona, su cuerpo y su sangre. Esta es la historia que debería, sobre todo, conformar nuestras vidas y nuestra conciencia personal. Por tanto el reto de ser cristiano no es para nosotros el simple intentar ser buenos. No hay evidencia que indique que los cristianos son, en general, mejores que los demás, y, ciertamente, Jesús no vino a llamar a los santos sino a los pecadores. El desafío está más bien en vivir de y por una historia que algunos de nuestros contemporáneos pueden encontrar muy rara, y que ofrece una visión distinta del mundo y del ser humano. Esta tarde quiero mencionar sólo unas cuantas diferencias entre estas dos historias.

Supongo que la mayoría de vosotros habéis ido a ver Parque Jurásico. Probablemente llevasteis a vuestros hijos, pretextando que sólo ibais para que ellos pasaran un buen rato, pero seguro que también disfrutasteis con ella. Por si alguno no la ha visto, os cuento la historia. Un millonario, Richard Attenborough, utiliza experimentos con el ADN para devolver la vida a los dinosaurios. Crea un parque especial por el que todos los dinosaurios pueden moverse libremente. Desgraciadamente se escapan, comienzan a matar a los visitantes y los seres humanos abandonan la reserva, dejando tras de sí la jungla. Tal vez os parezca que esto no tiene mucho que ver con la vida de los barrios de Londres, a no ser que las cosas hayan cambiado mucho desde que estoy en Roma, pero a mí me sugiere que todo ello afecta a elementos importantes de nuestra cultura contemporánea.

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