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Características teológicas de la predicación homilética dominicana

29 de noviembre de 2016
Etiquetas: Predicación / Teología
Características teológicas de la predicación homilética dominicana

Conferencia para la I Asamblea de Predicación (4), celebrada en el 2006, por fr. Miguel de Burgos O.P.

Nos debatimos en un mundo entre la Modernidad y la Postmodernidad. Ese es el mundo de nuestra predicación al que debemos conocer y con el que debemos dialogar (la Orden  tiene  una tradición irrenunciable de diálogo con  la  cultura), porque nuestra predicación debe ser hoy especialmente “dialógica”.

Las nuevas  “Ágoras”, tomando  el ejemplo  de Hch  17,  cuando  Pablo  predica la  Resurrección  y  es  rechazado, pone 
ante  nosotros  la necesidad  de contar  con esas  “ágoras” agnósticas de creencias e increencias o de nuevas y extrañas experiencias religiosas. Es una manera de atender    a la realidad del mundo de hoy, de los hombres y  mujeres  de  hoy, 
que   necesitan  y  viven  en  códigos  nuevos  de   conducta   y  de  comunicación. Esto, precisamente, no lo podemos desconocer los “predicadores” del evangelio. Hay que renovar, pues, nuestro lenguaje y nuestros modos de  comunicación, llegando a los que P. Ricoeur llamaba las “expresiones l mites” con una intensificación del mensaje teológico, espiritual, escatológico, etc. Debemos estar dispuestos a una cierta “transgresión” como decía también P. Ricoeur de nuestro lenguaje y de nuestra teología para poder llegar a los hombres de hoy que tiene   “códigos nuevos” de escucha  y  comportamiento.  Ello, sin  renunciar  a  la  verdad… como Pablo  no  renunció  a decir  “Anástasis” = resurrección, en medio de las “ágoras” paganas… que no querían otro Dios  (ellos  consideraron  que era  un “diosa”, pero se equivocaban, porque se trataba de   la  Vida verdadera que su antropología no les garantizaba).

La predicación tradicional debe dar paso (¡ES MUY IMPORTANTE!) a unas nuevas formas expositivas menos abstractas  o  deductivas; por  el  contrario,  deben  ser más  kerygmáticas  y narrativas  como es  la misma  esencia  de  la  Palabra  de  Dios,  de la  Escritura y el Evangelio especialmente, fuente de nuestra predicación. El hombre de la posmodernidad es muy de hoy, de ahora, de lo inmediato… no le interesa más que el presente – nada el pasado y poco el futuro-. Eso lo debemos tener en cuenta y el hoy de nuestra predicación o comunicación, el “hoy salvífico”, debe ser decisivo en el mensaje  cristiano. Pero hay un pasado y un futuro como plenitud y eso no lo podemos callar…aunque debemos exponerlo con inteligencia y sabiduría.
 
Se ha  de  partir  de la  realidad  de  la  vida,  la  de  las  comunidades  litúrgicas que escuchan y celebran, no de las ideas previas que nos hemos hecho nosotros y que muy frecuentemente intentamos imponer.
 
Porque  no se  trata simplemente  de  “predicar”, sino  de  predicar  a comunidades  eclesiales que a lo mejor no están vivas, pero que necesitan la “fuerza vivificadora” de la Palabra de la predicación: «¡Ay de mi, si no predico el Evangelio!» (1Cor 9,16).

Nos complace manifestar que el C. II de la Actas de Capítulo General de Krakowia nos ofrecen una reflexión de verdadera calidad y calado, y lo hemos tenido muy en cuenta, sin olvidar lo que los últimos Capítulos Generales ha ofrecido al respecto. Pero eso lo han de desgranar otros ponentes en este encuentro de Predicación, por ello no
insistimos más que en la actualizante reflexión de Krakowi .

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