Gozo Quinto

Jesús y María crecen en edad y en gracia

Los tres crecían : Jesús, José y María.

La edad se cuenta día a día para todos. Quiérase o no.

José maduraba, la Virgen aprendía a ser madre, y el Niño se solazaba en el amor de ambos.

Los tres crecían.

Mas ¿cómo era su crecimiento en sabiduría y experiencia? Este crecimiento va ligado al grado o intensidad con que se hacen las cosas, se reflexiona sobre los acontecimientos y se asimilan las lecciones.

De María se dice acertadamente en los Evangelios que conservaba en su corazón memoria clara de cuanto acontecía en el entorno de Jesús, y que lo meditaba .

Así nos lo cuenta el evangelio como glosa a las escenas de la Presentación y del reencuentro de los padres con Jesús en el Templo. Quien no medita las cosas saca poco fruto de ellas.

Hemos de reconocer, no obstante lo dicho, que para nosotros es un misterio el modo como Jesús y María (y también José) fueron abriéndose a la luz de lo que sería, poco a poco, el esplendor del mesianismo vivido por ellos , sobre todo desde el salto de Jesús a la vida pública , y en el proceso subsiguiente, hasta su muerte.

¡Quién nos diera encontrar en las narraciones evangélicas descripciones pormenorizadas de los acontecimientos que formaban el tejido del programa diario en el hogar de Nazaret!

¿Cómo se inició, cómo se amplió, cómo se consolidó y profundizó la comunicación cultural-religiosa-mesiánica entre Jesús y los suyos, en clima de fe y esperanza?

Detengámonos hoy a observar, contemplar un detalle, dejándonos sorprender por la escena en que Jesús ya comienza a tomarse libertades relacionadas con el aprendizaje e interpretación de la Escritura y del Mesianismo, olvidándose incluso de prevenir a sus padres sobre posibles eventos que pudieran modificar los planes previstos.

 

María, según dice el evangelio, llama la atención a su hijo, por haberles creado una preocupación y angustia innecesaria: ¿por qué nos has hecho esto?.

Pero Jesús le responde amablemente : perdona, madre, pero tenéis que ir acostumbrándoos a sobresaltos, porque los caminos mesiánicos, salvíficos, van a estar sembrados de sorpresas, contradicciones, espinas, y en la misma familia me considerán un loco

.... Y María conservó también estas palabras en su corazón.

Rendidos ante el Amor y el Misterio, oremos.