Día segundo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: apegos (II)

Mc. 10.12: “.... El joven se marchó entristecido. Tenía muchos bienes".

En estos momentos de los Ejercicios, es bueno que intentes observar tu mentalidad: cómo piensas, cómo juzgas. Todos tenemos ideas concretas, algunas evolucionan, otras van formando parte de nuestra personalidad: cómo deseamos que sea el mundo; cómo deseo ser yo. Qué pienso de la salud..., del dinero... de la afectividad..., de mis relaciones con los demás. ¿Quién es el responsable de este programa?

Muchas de tus ideas, comportamientos vienen de tus padres, del medio en el  que vives, de circunstancias. La religión que vives. Todo eso esta en ti y en mi, en cada una de las personas. Podemos reflexionar sobre ello o "pasar" sin más. Pero está conmigo, me acompaña siempre.

Y podrías preguntarte: "¿Cómo me siento?"; puedo sentirme a gusto, puedo estar sufriendo. Cada uno somos un mundo.

Cuando las otras personas no se comportan como tú deseas te sientes mal, no te gusta. Cuando las cosas escapan a tu control te sientes molesto, nervioso: el tren que se retrasa, la persona que no llega, la tele que no funciona... Lo cierto es que la existencia de algunas personas es patética: siempre a MERCED de las cosas, de las personas, tratando que se ajusten a su ordenador", a "su programación". Hay multitud de personas programadas: programadas por sus creencias, por sus costumbres, por sus apegos.

¿Tiene esto solución? Por supuesto que sí. No podrás cambiar tu PROGRAMA de buenas a primeras. Es cuestión de mucha paciencia. Pudiera ocurrir que no tuvieras que cambiar nada. Imagínate que te encuentras en una situación desagradable, con una persona desagradable. Tu "ordenador" empieza a funcionar: irritación, ansiedad, antipatía, enfado.... No es la persona o la situación la que ORIGINA estas situaciones NEGATIVAS. ES TU PROGRAMA.

La única razón por la cual tú lo pasas mal es porque tu programa insiste en que esa persona, cosa o situación se amolden a ti, a tu programa. (Intenta observar desde fuera a un niño que va por primera vez al colegio. Quiere que el Colegio cambie, que sea como todo lo que ha vivido en su casa. No, es él el que tiene que cambiar y adaptarse a la nueva realidad. Tengo el recuerdo de una persona con "autoridad". Tenia que estar presente en bastantes actos oficiales: siempre estaba nervioso, siempre estaba incómodo. Yo siempre le decía: que quieres que todo se haga conforme a tu medida; tradiciones de años y años ¿qué cambien para que tu no estés nervioso?  Pero así somos de necios. Si comprendes esta verdad nacerá en ti la paz; nacerá el dominio de ti mismo: mirar el mundo de otra manera. No, no puede ser el deseo de satisfacer tu "ordenador", tu programa. Entenderás las palabras de la Sabiduría: "Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto". "A quien te fuerce a caminar una milla, acompáñalo dos".

La verdadera opresión viene NO DE LAS PERSONAS, sino de "mi ordenador", de mi programa, de mis pre-juicios. Hay personas que han sido felices incluso en un campo de concentración. El problema es si tengo libertad interior o no...

Este es el gran tema de los APEGOS: nos atamos, nos aferramos a personas, a cosas, a ideas. Creemos que no podemos pasar sin ello; nos angustiamos si pensamos que perdemos esa realidad que ciertamente llega a formar parte de nuestra vida.

La angustia que tenemos cuando no se cumple nuestro deseo; un equipo que pierde; un autobús que se me escapa... Mil cosas pequeñas de cada día, muchas de las cuales nos atan, han pasado a formar parte de nuestra personalidad.

Y sin embargo, la gran realidad es que lo único que nos puede hacer felices es desprogramarnos, liberarnos de las ataduras. Abre los ojos y verás que no necesitas eso a lo que estás apegado. Pierdes a alguien y crees que no volverás a ser feliz. Pero ¿qué sucede después? ¿Cuándo ha pasado algo de tiempo? Mientras escribo estos temas estoy leyendo un libro de un autor conocido mundialmente. Perdió a su esposa por la enfermedad del cáncer. Un calvario, como si el mundo -sobre todo el de la afectividad -se hubiera terminado para siempre. Pues ahora, después de pocos años, ya está saliendo con otra amiga de vacaciones, de descanso, de vida afectiva. Abre los ojos: lo malo son los apegos, que no es un hecho, no es una realidad. Es una creencia. Una fantasía de la mente que me programa: el mundo no termina con esa persona ni con tantas realidades que a veces nos quitan la libertad; y ¡¡el sueño!!

Sin apego puedes amar entrañablemente a las personas. Puedes disfrutar de ellas y de todo sin ataduras de ningún tipo.

Conclusión: También esto es GRACIA. Que nos ayude el buen Dios y su Madre. Un ave María.

Nota: Y qué bueno que de estas cosas tomemos alguna nota.