Día primero

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: El kerigma: apegos III

Mc. 10,25.

¿Qué hacer para alcanzar la felicidad? Nada. Razón: ahora mismo ya eres feliz. Tienes todo lo necesario para ser feliz. ¿Cómo vas a adquirir lo que ya tienes? Entonces ¿por qué no lo experimento, no lo vivo? Porque MI MENTE no deja de producir infelicidad. Hay que quitar la infelicidad de la mente.

¿Cómo se arroja esa infelicidad de la mente? Sólo una cosa origina la infelicidad: EL APEGO.

¿Qué estar apegado? Antes hablaban de estar alienado: no tener libertad. El apego es un estado emocional, un sentimiento que hay dentro de ti, que te vincula con fuerza a UNA COSA o PERSONA. Es decir, estás plenamente convencido que sin esa cosa o persona no puedes ser feliz.

Hay como dos elementos: positivo y negativo:

POSITIVO: el fogonazo, la pasión: placer, emoción. Es como un estremecimiento que te produce aquello a lo que estás-apegado. (Conozco el caso de niño tan apegado a la madre, que cuando sale la madre de casa le sube la fiebre. Atención: cuando sale la madre con el padre. Lo cual quiere decir que en el niño puede haber un principio de apego producido por los celos. Porque los niños también tienen celos)

NEGATIVO: aparece el miedo: la amenaza de perder esa cosa o persona. Si gozas, perder ese gozo... ¡¡ Hay una mezcla de sentimientos!!

¿Cómo es posible acceder así al Reino de Dios? ¿Cómo es posible que el camello pase por el ojo de una aguja?

Lo trágico del apego es que si no obtengo lo que deseo crece la infelicidad. Y si lo consigo vivo con miedo a perderlo, viviendo con desasosiego. Entonces ¿no puedo tener ni un solo apego? Puedes tener los que quieras, pero por cada uno de ello tendrás que pagar un precio. El precio es la pérdida de felicidad

Fíjate bien: los apegos son de tal naturaleza que, aunque lograras satisfacer muchos de ellos en un día, con sólo que hubiera UNO que no pudieras satisfacer, bastaría para obsesionarte, hacerte infeliz. No hay manera de ganar la batalla a los apegos: siempre ganan. Solución: no tenerlos, porque todo apego es preocupación, temor.

Hay una forma de ganar la batalla de los apegos: RENUNCIAR A ELLOS. Y no es difícil. Se trata de ABRIR los ojos y VER.

Ver 3 verdades:

Iª  verdad: que tienes que ver: Estás aferrado a una falsa creencia. Las creencias fundamentales son que sin esa cosa o persona no puedes ser feliz.

En este momento deberías examinar los apegos que hay en ti, si es posible uno por uno. Es bueno tomar alguna nota.

Es posible que tu corazón se resista a ello. Tiran mucho de nosotros los apegos. "Jalar" dicen en América Latina y tiene una gran expresividad esa palabra: "hay realidades que "jalan" dentro de nosotros" = vamos, que nos tienen atados. En el momento que tengas conciencia ese apego perderá fuerzas. Hay algunos dichos populares que expresan esta realidad, esta verdad, y que no puedo poner aquí. No estamos hablando de ninguna cosa especial y rara: nos pasa a todos y es bueno curar estas heridas.

2ª verdad: Disfruta de las cosas, de las personas, pero niégate a quedar APEGADO, Atrapado por ellas. Convéncete que puedes ser feliz sin ellas. Ahorrarás mucha tensión emocional.

3ª verdad que tienes que ver: Si aprendes a disfrutar el aroma de un millar de flores, NO TE AFERRARAS A UNA, ni sufrirás cuando no puedas conseguirla. Disfruta.

Si tienes mil platos favoritos, la pérdida de uno de ellos te pasará inadvertida y tu felicidad no sufrirá menoscabo: porque un apego te puede impedir de gozar de los 999. No es una puerta la que se te cierra; son miles las que se abren. Los apegos nos quitan libertad; nos quitan la felicidad.

Conclusión: Que Dios nos bendiga en nuestro caminar, para no quedar atrapado por ninguna flor que aparezca en el camino. Que de hecho aparecen: cuando digo flor se pueden entender muchas cosas. Libres como los pájaros. Estamos hechos para volar, no para estar encadenados.