Véritas

Se puede afirmar que este lema se aplicó a la Orden de Predicadores ya en la primera mitad del s. XIV.

El historiador Alessander NoeI (Natalis) (1639-1724), en su "Historia Eclesiástica" (Vol. III, Luca 1759, 469), transmite un hecho, aunque no da la fuente de donde lo toma, como afirmado por el famoso historiador dominico polaco Abrahán Bzowski (Bzovius) (1567-1637), el cual, entre otras obras, escribió principalmente la continuación de los "Annales Ecclesiastici" del cardenal C. Baronio, cuyo primer volumen se había publicado el año 1558.

 Este historiador dominico, basado en autores anteriores, afirmaba que, el año 1333, el emperador Luis de Baviera, admirado de cómo los dominicos combatían un error del papa Juan XXII y se enfrentaban también al mismo emperador, que estaba en lucha con el Papa, habría afirmado que: "La Orden de Predicadores es la Orden de la verdad, ya que la defiende con tanta decisión como libertad". Sin embargo, ya el papa Clemente IV, en una carta al Capítulo General celebrado en Tréveris el año 1288, había aplicado a la Orden el texto de Isaías (26, 2), cuya traducción en la Vulgata era: "Pueblo santo, que defiende (custodia) la verdad", textualmente en cambio es: "Abrid las puertas para que entre un pueblo justo que observará la lealtad" (MOPH, III, 247).

Esta expresión ya se halla también en la obra de fray Gerardo de Frachet "Vidas de los frailes" (VF, pr. 10 c. I, n. 2, nota 1).

Esta divisa no pasa a ser oficial en la Orden hasta el s. XIX, aunque ya aparezca en diversos escudos dominicanos de la época barroca.

La "Verdad", con mayúscula, se refiere únicamente a Dios, Verdad primera, que solamente en el cielo se llega a contemplar (ST, I, q.16, a.5; II-II, q.4, a.2, ad3). También se aplica a Jesucristo, en cuanto él es Dios y nos ha transmitido la revelación plena del misterio del Padre, cuya misión actualmente se continúa mediante la acción del Espíritu Santo (Jn 8,32; 16,13; Ef 3,3; Rm 16,23). Por tanto, el lema "La verdad" se puede aplicar a la actividad de la vida dominicana solamente en sentido analógico, en cuanto la dedicación al estudio y defensa de la verdad sagrada es tan importante y definitivo en su carisma.