Evangelio del día
Novena semana T.O. - Inicio de la Cuaresma - Año Impar

Del día 6 al 12 de Marzo de 2011

El que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el Reino de los Cielos

Introducción a la semana

Dejamos la 9ª semana del Tiempo ordinario, que apenas nos permite asomarnos al libro de Tobías (personaje piadoso, prototipo del israelita fiel a sus tradiciones religiosas en medio de una cultura extraña a ellas), para introducirnos en el comienzo de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza.

La razón de ser de este tiempo del año litúrgico es prepararnos para la Pascua, la fiesta cristiana por antonomasia, que celebra el memorial de la muerte y resurrección de Jesucristo, culminación de su obra salvífica. Esa preparación, en los comienzos de la historia de la Iglesia, era muy breve: dos días de ayuno riguroso, para experimentar la tristeza por la ausencia del Señor y desbordar después de alegría al conmemorar su resurrección en la celebración eucarística de la noche pascual. Progresivamente se fue ampliando hacia atrás hasta constituir la cuarentena (“quadragesima” = cuaresma), período eminentemente penitencial, lleno de simbolismo bíblico.

El número cuarenta evoca episodios muy significativos de la historia de la salvación: los años del éxodo de Israel hacia la tierra prometida, los días que estuvo Moisés en la cumbre del Sinaí tratando con Dios, los que pasó Jesús ayunando en el desierto al comienzo de su misión evangelizadora. De ahí los variados rasgos que reviste la Cuaresma: tiempo de prueba (el desierto es inhóspito y hostil: el cristiano emprende el “combate cuaresmal”, esfuerzo por conseguir un mayor dominio sobre sus tendencias menos nobles); tiempo de peregrinación (el desierto es lugar sólo de tránsito: el cristiano renueva su conciencia de desterrado, de no tener aquí morada permanente, de la necesidad de despegarse de todo lo pasajero); tiempo de encuentro con Dios (el desierto es lugar de teofanías: el cristiano aviva su trato con Dios en la escucha de su palabra y en una oración más asidua y fervorosa);…

La ceniza (con que se cubría a los penitentes al comienzo de la Cuaresma en la Iglesia antigua) evoca nuestro origen y nuestro final terreno, así como nuestra fragilidad moral. Invita a la conversión, a alejarnos del pecado mediante una penitencia saludable, una oración perseverante y un amor comprometido con el prójimo necesitado.

Fray Emilio García Álvarez O.P.

Fray Emilio García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)

Días de la semana