Dom
6
Mar
2011

Homilía IX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)

El que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el Reino de los Cielos

Introducción

Ser creyente y demostrarlo con la propia vida. Es una invitación a todos los hombres de buena voluntad, pero en especial es una llamada a los bautizados.

No podemos cerrar los ojos y los oídos a lo que vemos y oímos; a lo que vivimos hoy: la tendencia a separar lo profano de lo religioso; a separar nuestras creencias, incluso vivencias religiosas, separarlas de la vida, del trabajo, de la familia, diversión y cultura.

No es sólo el problema, la discusión de quitar o poner señales. Es algo más profundo y serio: es nuestro modo de vivir. Sí, podemos rezar, pero que ello quede en el espacio de lo "no manifiesto". En algunos lugares "no es aconsejable" hacer prácticas externas.

Paralelamente a este clima, la Iglesia hoy manifiesta una vitalidad y fortaleza muy grande. Muchos creyentes están en la línea de la Palabra de Dios que hoy proclamamos: "manos a la obra", proclamando la fe no sólo con las obras sino con sus vidas.
El testimonio de más de 150.000 mártires cristianos en el año 2010, son el más claro ejemplo de exponer y perder la vida por la fe en Jesús de Nazaret. Hoy muchos siguen confesando su fe en la clandestinidad y pese a la prohibición.

El Evangelio hoy nos invita a ser testigos de la fe en Jesús. Esto es edificar sobre piedra. Es dar sentido y fundamento a nuestro vivir, cualquiera que sea nuestra condición.