Dom
29
Nov
2015

Homilía I Domingo de Adviento

Año litúrgico 2015 - 2016 - (Ciclo C)

¡Levantad la cabeza porque ha llegado vuestra liberación!

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

En la introducción se decía que el Adviento es el ciclo espiritual que nos invita a ahondar en la llegada, o en la venida, del Reino de Dios. Los primeros cristianos especialmente y también los de otras épocas y los de la época actual en el Adviento ahondamos en la venida de Jesús y el Reino y promovemos su venida definitiva. Es lo que los cristianos de la primera generación llamaban preparar la “Parusía”. “Parusía” era en el lenguaje civil la “venida” o “llegada” del emperador con pompa y boato. Pero “Parusía” era para los seguidores de Jesús su llegada definitiva y la instauración en el mundo de un nuevo orden, nada parecido al anterior, donde se diera de verdad el cumplimiento de los derechos humanos. Donde “los jefes de las naciones no dominen sobre ellas y los poderosos no hagan sentir su autoridad” (Mt.20,25-27)

  • La “llegada” a nivel personal

Siempre ha estado ahí ese anhelo, esa mirada, esa pregunta por la llegada a cada corazón. No siempre sabemos ponerle nombre, pero, tenemos sed de Jesús, de justicia, de respuestas, sobre todo, de amor. De un amor radical, profundo, incondicional y eterno. En este tiempo de Adviento se nos recuerda que Jesús y su Reino están viniendo a nuestro corazón. En este tiempo de Adviento se nos pide un toque de atención para no distraernos con anhelos que se agotan pronto, con hambres que no nos satisfacen, con motivos que nos entretienen pero no nos dan sentido. San Agustín llamaba a esta búsqueda “corazón inquieto”: “nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Ti”. En Adviento vamos a dar alas a ese anhelo de absoluto que no puede resolverse en el tiempo y el espacio pero que si puede mostrarse ya en pequeñas actitudes que vamos a ir poniendo en nuestra vida.

  • La “llegada” a nivel social

Hace unos meses la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española publicó un documento titulado “Iglesia servidora de los pobres”. Después de muchos años esperando los cristianos españoles una palabra de la Iglesia ante la situación social ésta llegó tras los nuevos aires impulsados por el Papa Francisco. En ella se presentan las situaciones de pobreza de nuestro mundo y las situaciones de corrupción y empobrecimiento en valores. Y luego se ponen unos principios de la Doctrina Social que emanan del evangelio. Y se esbozan algunas propuestas para llevar a cabo desde la fe. En tiempos de Adviento que van a ser tiempos de elecciones (en España) es obligado rastrear la llegada del Reino acompañados por la lectura de este documento para tomar la opción política que creamos que más contiene los valores del Reino. Pero no acaba todo en el voto, no voto o la abstención. En nuestros barrios tenemos ONGS, asambleas de acción civil, demandas a nivel familiar o vecinal que nos están pidiendo nuestra solidaridad.

  • La” llegada” del Reino a nivel global

También hace unos meses el Papa Francisco publicó su encíclica “Laudato si” sobre el cuidado de la casa común que es nuestro mundo. En ella se pregunta cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en el sufrimiento de los excluidos. “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo (Laudato si, nº 13). El ámbito de la miseria y de la degradación del medio ambiente también es un espacio que requiere nuestra reflexión y compromiso político y social alentado por las palabras del Papa Francisco.

  • La “llegada” a nivel eclesial

Es evidente que la llegada del Papa Francisco ha supuesto la entrada de un aire fresco por las puertas y ventanas de la Iglesia.” Evangeli Gaudium” recogió su programa. Hace falta que personas y comunidades recojamos su legado y allí donde se desenvuelve nuestra vida cristiana cada día hagamos posible que estás palabras tomen cuerpo. Hay ámbitos que deben crecer: la renovación de nuestras celebraciones litúrgicas, la profundización en la palabra de Dios mediante la “lectio divina”, la promoción de la mujer y del laicado en nuestras parroquias y comunidades, la democratización de nuestras parroquias y comunidades, la opción preferencial por los pobres, la creación de comunidades vivas. La presencia de Jesús y su Reino se debe notar en estas cosas. Lo mismo que debe notarse en nuestras “iglesias domesticas”. La familia ha de ser un espacio de vivencia y educación en los valores de Jesús, poniendo un especial énfasis en la igualdad de hombre y mujer, en la educación en la fe de los hijos, en la apertura a las necesidades que nos rodean, y en el especial cuidado de los mayores. El reciente Sínodo de la Familia nos dará pautas para acercarnos con cariño a aquellas familias que necesiten una especial atención.

  • La “llegada” a nivel de la familia dominicana

Estamos celebrando el Jubileo por los 800 años de aprobación de la Orden Dominicana, buen regalo del cielo para nuestro mundo. Bueno sería renovar nuestro carisma de “enviados a predicar el evangelio” reconociendo la presencia del Reino y de Jesús en los orígenes de la Orden y en las tareas actuales , ejerciendo nuestro carisma de dominicos y dominicas, laicos/as y religiosos/as en diálogo con nuestro mundo actual y en la opción por los más pobres de nuestro mundo.

He aquí, pues, unas tareas para nuestra espiritualidad de Adviento.