Dom
21
Dic
2025

Homilía IV Domingo de Adviento

Año litúrgico 2025 - 2026 - (Ciclo A)

La misericordia de Dios toca la tierra

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

“El Señor, por su cuenta, os dará un signo”

Vamos observando en el texto como se va escribiendo el Proyecto de la Salvación de Dios en la historia humana. Desde la realidad, Dios propone al ser humano una confianza en que las profecías del esperado Mesías se cumplen, y que en la tribulación estamos sostenidos por la compasión de Dios. Todo el proceso de la fe tiene que hacerse recio, maduro, para vivir íntimamente centrado en el Señor.

En la figura del rey Acaz se nos muestra precisamente la lucha interna del ser humano sobre todas aquellas realidades que sobrepasan los límites de nuestras propias fuerzas. En torno al año 734 el rey Acaz gobierna Judá, que está enfrentada a otras potencias como Siria y Samaria. Ante esta situación de la invasión se abre todo el abanico de interrogantes que nos vienen a la cabeza en los momentos de oscuridad ¿Qué pasará?

Por ello, Acaz, pide ayuda a otra potencia: Asiria. De este modo, la fragilidad de la fe hace poner el punto de mira en las propias fuerzas humanas. Queremos tenerlo todo bajo control, dominar la situación, confiamos en nosotros mismos y dejamos de lado muchas veces a Dios.

El profeta Isaías se acerca al rey Acaz para que recapacite sobre su fe, sobre la suerte del pueblo de Israel y del Templo de Jerusalén desde Dios. ¿Por qué no pides una señal?

Pedir la señal, exige la confianza plena y total en el Señor. En ese momento de intemperie, de duda, requiere que desnudes tu corazón y sepas esperar en Dios. De este modo, sale a relucir el nombre del niño, que es la señal que por su cuenta da Dios a Acaz.

En la noche oscura de la fe se está poniendo en juego la pregunta: ¿Está Dios con nosotros o no está? La respuesta aunque parezca frágil en un niño lo deja palpable: Dios-con-Nosotros. Es un juego teológico todo el proceso por el que pasa el rey Acaz hasta que experimenta en su propia persona esta realidad: en la batalla Dios está conmigo.

“Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados por Jesucristo”

Pablo en su carta a los romanos deja claro el cometido que tiene de ser apóstol, que va a anunciar, predicar, el fundamento de la fe a esta comunidad.

Pablo expone la centralidad de la fe desde el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, Jesucristo. Por así decirlo, es el paso que permite a Dios tomar la realidad humana mediante la encarnación, hacerse presente en la historia de la salvación desde el linaje del rey David.

Toma la casa de David, su genealogía, para venir a la tierra, para seguir con el proceso de salvación hacia el género humano. Entrega total de la vida, muerte en la cruz y resurrección. Vencedor de la muerte y del pecado. Toda esta catequesis que da Pablo nos lleva a reflexionar sobre la gracia de la Encarnación.

Al abrirnos en la fe en Jesucristo nos vamos a convertir también nosotros en esos “apóstoles” que deben predicar el Misterio de la Salvación a la humanidad doliente desde la clave de la Encarnación. Como un tesoro, una gracia, que viene de parte de Dios, de su fidelidad para con el ser humano que continuamente le ofrece el camino de salvación, una nueva oportunidad.

Es el Enmanuel que acompaña la realidad humana desde lo cotidiano, desde nuestra propia realidad para descubrir el amor infinito con el que nos sostiene. De este modo, la participación en este regalo que recibimos tiene que ser proclamado y gritado a los cuatro vientos.

"La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo"

Desde la genealogía de Jesús se nos van a dar una serie de pistas que nos van a ayudar a profundizar en el Misterio de Dios. El sueño de José o “anunciación de José” viene a poner de relieve la figura del patriarca en la historia de la salvación.  Para el evangelista Mateo, José, es el encargado de dar nombre al Hijo de Dios, Jesús: “Dios salva”.

Muestra una realidad concreta humana, en la que José, tiene que ponerse a batallar con su fe para poder comprender el Misterio de la salvación. El proyecto que el Señor tiene para la humanidad y que cuenta libremente con José y María. Desde esta línea se nos hace a nosotros más cercano saber conjugar la fe y la propia realidad que estemos viviendo en cada momento, sobre todo, los momentos de oscuridad.

José está en la fase inicial del desposorio con María. En esta fase aún no viven juntos y resulta que María está en cinta. Todo este episodio nos nuestra el estado de angustia en el que se ve sumido José. Las preguntan continuamente lo atormentan, no es posible que haya sucedido esto. María es una joven intachable, cumplidora de la ley, alegre, sencilla, sin mancha. ¿Cómo es posible que me suceda a mí tal cosa? ¿Cómo es posible que la ilusión se haya vuelto gris? ¿Qué sentido tiene ahora la vida, luchar, seguir? Todos esos interrogantes son espinas que van a desangrar su corazón, como lo son los interrogantes con los que nos enfrentamos en nuestra vida de fe. Tratar de resolver el enigma ante el Misterio de Dios.

Por ello, se presenta en la figura de José y a las puertas de la celebración del Misterio de la Navidad todo el proceso de crecimiento y de maduración en la fe. Descubrir la naturaleza divina del niño, la criatura viene del Espíritu Santo, va a hacer que José se plantee y entienda el papel que le corresponde dentro del proyecto de la salvación: la paternidad como el cuidado del Mesías, que está en el seno de María, virgen. Ser el que custodie, proteja y guarde la integridad del hogar de Nazaret. Ahora, José entiende que este Hijo viene de parte de Dios para que se cumplan los oráculos y el Pueblo de Israel alcance la salvación. Ese pueblo que vive con la esperanza de que algún día alcanzara la plenitud de la vida en el Dios que salva.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Convento de Santo Domingo (Caleruega)

Soy fraile dominico. Nací en Gorafe un pequeño pueblo de Granada, de una familia humilde y cristiana en la cual viví los valores fundamentales que sostienen mi vida. Eso va unido a la gente de mi pueblo, también sencilla y trabajadora, que tiene una forma particular de vivir y forjar su carácter. En ese ámbito fui descubriendo la experiencia del amor de Dios en mi vida y la vocación. A través de la vida contemplativa, en el Monasterio de la Santísima Trinidad de Baza, descubrí la Orden de Predicadores. De Nuestro Padre santo Domingo me llama mucho la atención su compasión y el ser un enamorado de la Palabra de Dios. Entré en la Orden el 15 de septiembre de 2013 y actualmente soy coordinador de la pastoral juvenil y vocacional.

Enviar comentario al autor/a