Dom
14
Abr
2019

Homilía Domingo de Ramos

Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre

Introducción

Ramos y palmas, triunfo y aleluyas, hosannas y cantos reciben a Jesús en Jerusalén. Es el comienzo de la Semana Santa, el centro de la fe de los cristianos, y comienza con esperanza y luz y gloria... con el reconocimiento de Jesús como Señor, como enviado, como Mesías. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Se abren las puertas del triunfo a Jesús y toda Jerusalén lo aclama y lo recibe con alegría y esperanza como enviado de Dios, y si no aclamasen los niños y mayores, las mismas piedras lo harían... y es que ha llegado el momento culminante de la vida de Jesús, del enviado de Dios.

Un enviado sin embargo diferente a lo esperado. Por humilde, como el pequeño burro con el que entra en Jerusalén, no como los grandes corceles de los reyes de los hombres, y por la pequeñez de lo inesperado y lo sencillo. Diferente porque la culminación de su vida no será lo que se espera... La sorpresa y lo inesperado de un Mesías diferente, porque, a fin de cuentas, Dios es siempre diferente e inesperado.

Pronto se tuerce todo. El recibimiento de los Ramos es un engañoso recibimiento. El pórtico de alegría y esperanza, no durará. Y hoy mismo se nos recuerda. Un profeta no puede morir fuera de Jerusalén, y Jesús es mucho más que un profeta.

El Domingo de Ramos nos abre la puerta a toda la Semana Mayor y lo hace litúrgicamente con la procesión de los ramos, para trasladarnos a vivir con intensidad y cercanía la semana central de nuestra fe. Las lecturas nos centrarán de lleno en el misterio de la entrega de Jesús para culminar con la narración de la Pasión según san Lucas. Escucharemos el relato de los últimos momentos de la vida terrena de Jesús, desde la cena a la crucifixión, en una rueda de narraciones que se completará en siete días.

Comenzamos así la Semana Santa de lleno en el misterio de la entrega, la muerte y la resurrección del Señor, pero un Señor muy diferente al que Israel esperaba... y quizás un Señor que sigue sorprendiéndonos a nosotros en el día a día.