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Evangelio del día
“ Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 8-10
Hermanos:
A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.
Salmo de hoy
Salmo 111, 1-2. 4-5. 9 R/. Dichoso el que se apiada y presta
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Evangelio de hoy en vídeo
Reflexión del Evangelio de hoy
"A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo"
En una de sus catequesis sobre los Mandamientos, el papa Francisco traía a colación la denominación también bíblica de “Palabras” refiriéndose a estos por cuanto, más que unas imposiciones, constituyen una iniciativa de diálogo de Dios a Israel fundamentado en el Amor. Como afirma San Pablo, Amar constituye la plenitud de la Ley.
Esto no significa, sin embargo, que estas “Palabras” no sean exigentes. El Amor siempre lo es, no admite componendas, compromete no sin dificultades la vida: la mía y la de quienes me rodean, la del mundo en que habito. Si vamos analizando cada mandamiento descubrimos más que los noes, los exigentes síes a los que Dios, porque nos ama, quiere comprometernos.
La síntesis de la Ley exige el Amor a Dios y al prójimo “como a nosotros mismos”, con lo que incluye un aspecto no siempre tenido en cuenta en nuestra vida y nuestra fe: el creernos y sabernos hijos queridos de Dios nos impulsa a valorarnos, a experimentar y hacer crecer el amor que soy por gracia de Dios y desde ahí amar de verdad, con convicción al hermano, mi prójimo.
"Este hombre empezó a construir y no pudo acabar"
El Evangelio de este día es tremendamente exigente. Jesús llama al seguimiento radical tanto a sus discípulos como a las personas que acuden a verlo, a escucharlo. Es una llamada que exige la Cruz: llevarla y ser en ella crucificado y hacerlo sin mirar atrás, aunque implique dejar atrás mis afectos, las personas que tanto me quieren… Es más: hay que negarse a uno mismo, Como decía santa Ángela de la Cruz (cuya festividad celebramos hoy): “no ser, no querer ser, pisotear el yo”.
En conexión con el texto de la Carta de San Pablo, la Palabra de Jesús es exigente como toda la que proviene de Dios, pero nace ante todo y sobre todo del Amor. Porque el Amor es Servicio, total disponibilidad de mi persona por la causa de Dios, la causa del Reino. Como hemos explicado antes, no se trata tanto de renunciar como de elegir lo que el Señor me pide personalmente a mí, porque me conoce y me quiere y porque me quiere plenamente feliz.
Las parábolas que se proponen por parte de Jesús explicitan esta llamada y su respuesta: no se trata de una decisión apresurada o fruto de una repentina conmoción o entusiasmo. Es preciso sopesar los pros y los contras, mis verdaderas motivaciones, mis “talentos”, lo que es mi yo auténtico y no el egoísta y, desde la radicalidad (es decir, desde mis verdaderas convicciones despertadas por su Palabra), seguirle.
Es una llamada universal al discipulado. Ser cristiano, cada uno con su personalidad y sus circunstancias, implica decirle que sí sin condiciones al Señor que por Amor me invita a tomar su cruz, que es también la nuestra.
En la fiesta de Santa Ángela de la Cruz
La caridad nos abre las puertas del cielo, pues nuestro Señor llamó benditos de su Padre a los que la practican.
En todos nuestros hermanos debemos mirar la imagen de Dios venerando en ellos los destellos de la divinidad, excitando en nuestro interior un amor grande y desinteresado que nos haga sacrificarnos gozosas por su bien.
Las virtudes que deben brillar más en mí son: la pobreza, el desprendimiento de todo lo terreno y la santa humildad. Quiere nuestro Señor que yo baje tanto, tanto, que no hay otro estado tan bajo, tan despreciable, tan humillante a que yo no pertenezca. Y que esto siga después de mi muerte.