Papas dominicos en la historia: sabiduría teológica al servicio de la Iglesia universal
En vísperas de un nuevo cónclave, recordamos a los cuatro papas dominicos de la historia: hombres de oración, sabiduría y gobierno evangélico
En la historia de la Iglesia, cuatro frailes dominicos han sido llamados a ocupar la silla de Pedro. Cada uno, desde su tiempo y circunstancias, ha llevado hasta el corazón de la Iglesia universal el espíritu de oración, estudio, vida fraterna y predicación que caracteriza a la Orden de Santo Domingo. En vísperas de un nuevo cónclave, su memoria se hace especialmente viva.
Inocencio V (1224–1276): el sabio que amaba la unidad
Fray Pedro de Tarantasia, conocido como Inocencio V, fue el primer papa dominico. Catedrático en la Universidad de París, discípulo de san Alberto Magno y contemporáneo de santo Tomás de Aquino, destacó por su aguda inteligencia y espiritualidad. Como papa, puso todo su empeño en consolidar la unión con la Iglesia oriental y en la organización de la Cruzada tras el Concilio de Lyon. Murió tras pocos meses de pontificado, dejando una profunda impresión de sabiduría serena y santidad. Beatificado en 1898 por León XIII.
Benedicto XI (1240–1304): el pacificador humilde
Fray Nicolás Boccasini, Maestro de la Orden, fue elegido papa en 1303, en tiempos convulsos tras el ataque al papa Bonifacio VIII. Desde su experiencia como prior, cardenal y diplomático, ejerció el ministerio petrino con ternura pastoral y gran capacidad de conciliación. Su breve pontificado fue suficiente para ganarse fama de santidad y dejar una impronta de gobierno sencillo, sabio y misericordioso. Beatificado en 1736 por Clemente XII.
San Pío V (1504–1572): el reformador fiel al Evangelio
Fray Miguel Ghislieri, convertido en Pío V, es quizá el papa dominico más conocido. Santo reformador, aplicó con radicalidad el Concilio de Trento, impulsó la reforma del clero y defendió la unidad de la fe con firmeza y caridad. Promovió la oración del Rosario, encomendando a María la victoria de Lepanto, y proclamó a santo Tomás Doctor de la Iglesia. Su pontificado unió mística, autoridad y fidelidad al espíritu dominicano. Canonizado por el papa Clemente XI en 1712.
Benedicto XIII (1649–1730): el papa que siguió viviendo como fraile
Fray Vicente María Orsini, papa Benedicto XIII, fue un ejemplo de pobreza, caridad y amor por los pequeños. Rechazó el lujo pontificio, caminaba sin escolta por las calles de Roma, visitaba hospitales y celebraba los sacramentos como un fraile más. Fundó hospitales, reformó seminarios, favoreció la educación teológica y defendió el acceso de todos a los sacramentos, sin distinción. Su vida fue una predicación continua, hecha de gestos concretos de cercanía y compasión.

Una tradición de servicio desde el estudio y la colegialidad
Los papas dominicos han compartido un perfil común: formación teológica rigurosa, espíritu de pobreza, sensibilidad pastoral y gobierno participativo. Formados en el estudio de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, vivieron con humildad su responsabilidad, fieles al estilo colegial que caracteriza a los capítulos dominicanos.
En tiempos en que la Iglesia busca caminos de sinodalidad y renovación, el recuerdo de estos pontífices es también una llamada a vivir la autoridad como servicio, desde la sabiduría evangélica que nace del silencio orante, la comunión fraterna y la verdad predicada sin miedo.
Si bien cuatro papas han pertenecido a la Orden de Predicadores, otras órdenes religiosas también han dado pastores a la Iglesia. La más destacada es la Orden de San Benito, que ha tenido al menos diecisiete papas, especialmente en la Edad Media, cuando el monacato era el corazón espiritual de la Iglesia. También los franciscanos han contado con cuatro pontífices, como Nicolás IV o Sixto IV. Más recientemente, la Compañía de Jesús ha visto por primera vez a uno de los suyos en la cátedra de Pedro: el papa Francisco, elegido en 2013.