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Un encuentro para reflexionar y disfrutar sobre el feminismo

19 de febrero de 2019

Testimonio de Fr. Javier Aguilera sobre el encuentro nacional del Movimiento Juvenil Dominicano

  Los días que van del 15 al 17 de febrero de este año, fueron un tiempo y un espacio para el encuentro de las diferentes comunidades y personas que forman el Movimiento Juvenil Dominicano. Así mismo, fueron unos días que nos sirvieron para reflexionar comunitariamente sobre un tema importantísimo, que está muy vivo y muy presente en nuestros días: la situación y el papel de la mujer en la sociedad, en la Iglesia y en nuestra familia dominicana.

Una comprometida lucha por la igualdad

  El encuentro se estructuró en torno a tres talleres que iban desde lo más general a lo más particular:

  La primera mañana, Olivia, nos estuvo hablando de la mujer en la sociedad, de lo que era y no era el feminismo, del machismo imperante en nuestro mundo y de la necesidad e importancia de una comprometida lucha por la igualdad.  El machismo lo podemos encontrar en las actitudes aparentemente más inocentes como, por ejemplo, la invisibilidad de lo femenino en el lenguaje u otros usos de las palabras, dar por supuesto que es el hombre el que toma el alcohol o el que va a pagar, que es ella la parte sensible o débil de la pareja, o la que no sabe de mecánica, etc. Y también, por desgracia, nos lo encontramos en las situaciones más graves: diferencia salarial, exclusión de los puestos de responsabilidad o de poder, violencia de género, violaciones. Una sociedad patriarcal y machista es el caldo de cultivo para que se den tanto unas como otras.

encuentro mjd febrero 2019 01Olivia, Cristina, Montse y Conchi

  Por la tarde, estuvimos reflexionando sobre la mujer en la Iglesia y lo hicimos a través de una mesa redonda en la que cuatro mujeres contaron su experiencia: Olivia, Cristina, Montse y Conchi. De estos testimonios me gustaría resaltar lo siguiente:

  • Los mismos jóvenes reproducen, en muchas ocasiones, estas actitudes machistas por medio de unas relaciones que conllevan el control (ropa, móvil, amistades…).
  • La mujer tiene una palabra en la Iglesia pero, esta palabra, está alejada de los puestos de responsabilidad y de decisión. Igualmente, al estar, lo sagrado relacionado con el sacerdocio ministerial y tener la mujer cerrada esta puerta también es excluida de este espacio.
  • La palabra de la mujer no tiene el mismo valor que la palabra del varón, sobre todo cuando esta última es la del clérigo. Esto pasa también entre las órdenes o congragaciones clericales y las congregaciones de religiosas.

  • Hay que resaltar la palabra profética de muchas mujeres en la Iglesia, tanto religiosas como laicas.

  • Hay que denunciar estas situaciones de injusticia y desigualdad… ¿y cómo? Creando espacios de debate y siendo responsables con la propia formación teológica. El estudio es importante para el debate de ideas y para que no nos cuenten, otros, las cosas.

  • Ser protagonista de la propia historia. No dejar solo que les quiten las cuerdas que les atan sino que la mujer sea sujeto de su propia liberación. Eso sí, tanto las mujeres como los hombres tienen que comprometerse por el feminismo. Este, no es solo una cosa de las mujeres.

  • Se puede ser cristiana y feminista. Esto se afirma contra las corrientes de ambos polos que, en muchas ocasiones, niegan esta realidad. Tanto algunos cristianos como algunas feministas defienden que no se puede ser una y otra cosa al mismo tiempo.

Abrir los ojos ante la situación de la mujer

  En la mañana del domingo y antes de la eucaristía realizamos el último taller en el que reflexionamos como vivir el feminismo como jóvenes, dominicas y dominicos, al interior de la propia familia dominicana y en el mundo. Para ello, trabajamos el texto del buen samaritano que nos habla de una compasión transformadora y liberadora porque nos invita a abrir los ojos y ver la realidad, a acercarnos a ella e inclinarnos para tocarla, sanarla, transformarla y liberarla, dando no lo mínimo sino lo máximo que somos y tenemos. Y se nos invitaba a abrir los ojos ante la situación de la mujer. Posteriormente estuvimos hablando sobre dos preguntas en concreto: ¿Qué podemos hacer como jóvenes, dominicas y dominicos, por el feminismo y contra el machismo? ¿Qué acciones concretas podemos pensar para llevar a cabo durante este curso? Entre las que se dijeron:

  • Hacer una pancarta para el día ocho de marzo en la que podríamos decir, por ejemplo, “seamos voz tanto en la sociedad como en la Iglesia” y realizar algún manifiesto.

  • Escribir, a raíz de los reflexionado estos días, algún artículo en el que se pueda ver cuál es la voz del Movimiento Juvenil Dominicano en este tema del feminismo y poderlo llevar a páginas como dominicos.org, ser fraile dominico, a la vez que se trabaja en los diferentes grupos, parroquias, comunidades de frailes y hermanas, etc.

  • Aprovechar las eucaristías para que alguna o algún joven pueda dar su testimonio sobre este tema.

  • Realizar algunas jornadas sobre el feminismo en los diferentes lugares en los que nos encontramos y profundizar en la formación sobre este tema al interior de las propias comunidades.

encuentro mjd febrero 2019 02Taller formativo a cargo de Fr. Javier Aguilera

  Junto a los talleres también tuvimos dos oraciones y la eucaristía. En ellas presentamos o profundizamos en el tema. La oración de la mañana del sábado sirvió para escenificar la opresión y la falta de libertad de la mujer y la invitación del evangelio a ser instrumentos de liberación en medio de nuestro mundo. La vigilia del sábado nos exhortó, a través de algunas mujeres que aparecen en las escrituras, a enterar aquellas cosas que nos impiden ser y a poner nuestras capacidades y potencialidades al servicio de los demás. En la eucaristía del domingo aprovechamos para hablar sobre lo que podíamos hacer como jóvenes y se dijeron cosas como: ser valientes y claros a la hora de denunciar y confrontar, no perder nunca la importancia del diálogo en este proceso, actuar como familia teniendo presente los pilares de la comunidad, oración, estudio y predicación, vivir la compasión transformadora y liberadora, etc.

  Por último no quiero olvidar ni dejar a un lado la fiesta del sábado por la noche ya que fue un momento de encuentro, de alegría, de diálogo, de expansión en el que todos pudimos disfrutar.

  Fue un regalo y una gozada este encuentro tanto por la temática, como por las personas que estuvieron y el ambiente que se formó. Gracias a todos los que lo organizaron.

Javier Aguilera OP