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La Cátedra Yves Congar participa en la XI Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias

19 de octubre de 2022

"El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad", celebrado en Karlsruhe (Alemania)

  [Facultad de Teología San Vicente Ferrer] El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad era el lema de la 11 Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que se ha celebrado en Karlsruhe (Alemania), donde se han reunido cerca de cuatro mil cristianos, incluyendo una delegación ucraniana y rusa. En este encuentro de cristianos «hemos orado, reflexionado y compartido en torno al amor de Cristo que ha de conducirnos a la reconciliación y la unidad». Son palabras de Andrés Valencia, director de la Cátedra Yves Congar de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia que ha participado en esta Asamblea.

  A continuación, compartimos íntegramente la crónica que ha elaborado el profesor Valencia sobre este encuentro internacional.

Crónica:

  En nuestro mundo, hoy fragmentado y fracturado, el tema del encuentro constituyó una afirmación de fe, que el amor de Cristo transforma el mundo a través del poder dador de vida del Espíritu Santo. Oponiéndose a los poderes de la destrucción y del pecado, el tema de la Asamblea afirma que el Cristo compasivo, crucificado y resucitado, claves siempre presentes en el mensaje del Papa Francisco, está presente en el corazón de este mundo. Es una llamada radical a las iglesias a trabajar juntas incansablemente con personas de otras religiones y todas aquellas de buena voluntad por la paz justa y la reconciliación. Aquí hay un elemento novedoso que se ha considerado en la reflexión desde la Asamblea de Busán en 2013, incluir la visión de las religiones en este camino. Es una llamada a la unidad visible de la iglesia para que se convierta en un signo profético y un anticipo de la reconciliación de este mundo con Dios, así como de la unidad de la humanidad y toda la creación.

  Los días comenzaban y concluían con oración, preparada por diversas tradiciones e iglesias que nos ayudaban a situarnos en el tema del día. Cada mañana nos reuníamos en las plenarias, cada una con un tema elegido cuidadosamente, que nos inspiraba a responder y reflexionar en las preocupaciones del CMI, cinco en total.

Las Plenarias

  La primera sobre el lema de la Asamblea, El designio del amor de Dios en Cristo por toda la creación, reconciliación y unidad. En ella nos situaban en la profundidad de la urgencia del texto inspirado en los textos de Col.1:19 y Ef 1:10, queriendo celebrar juntos el día de la creación, demostrar el amor compasivo de Dios por un mundo quebrantado e inspirar a las iglesias para avanzar en el testimonio común.

  La segunda trató sobre Europa, dando especial atención a la actual situación que vivimos, una plenaria a la luz de la parábola del Buen samaritano (Lc 10), centrándonos en el amor compasivo que traspasa fronteras y límites, pidiéndonos que cuidemos del extranjero con amor y hospitalidad. Tuvo un especial acento en facilitar el diálogo entre las iglesias sobre la situación en Ucrania y examinar la respuesta humanitaria de las iglesias a la hora de acoger refugiados y migrantes; contribuir a la reconciliación, la unidad y la construcción de la paz en Europa.

  La tercera plenaria trató sobre la integridad de la vida. Se cuestionaba la indiferencia y la injusticia sistemática, ilustrando alternativas que afirman la vida y reflejan el mundo profundamente interconectado en el que vivimos. La compasión es clave para transformar la injusticia en un mundo dominado por las consecuencias de la pandemia, las economías neoliberales fracasadas, la emergencia climática. Las crisis interrelacionadas de nuestro tiempo que agravan las desigualdades e intensifican el sufrimiento.

  La cuarta plenaria nos hizo reflexionar y afirmar la justicia y la dignidad humana, requiere una impaciencia radical con prácticas que favorecen el pecado de desigualdades y abusos sistematizados y estructurales. En esta plenaria se nos hace reflexionar sobre la justicia racial, género y dignidad humana, como también los derechos de las personas con discapacidad. Una impaciencia radical llamados a la transformación y reconciliación.

  La quinta y última plenaria trató sobre la unidad cristiana y el testimonio común de las iglesias. Hemos de decir quienes estábamos presente en esta Asamblea, esperábamos con gran expectación e interés esta plenaria, pero nos quedamos algo decepcionados, esperábamos una mayor profundidad eclesiológica en el camino hacia la unidad visible. No obstante, la plenaria tuvo especial interés por la reflexión que nos brindaron y nos encauzó a seguir caminando juntos hacia la unidad. La plenaria hizo una reflexión a las iglesias a que examinen la calidad de su compañerismo y unión en su camino común en Cristo. La búsqueda de “la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística” implica abordar lo que separa a las iglesias. La unidad y la misión cristiana constituyen la esencia de nuestro llamado común. Expresar las distinciones eclesiológicas como oportunidades para la comprensión y el enriquecimiento mutuos, mientras se destaca lo que nos une. Muy importante estas líneas eclesiológicas para el camino hacia la unidad visible, pero nos quedamos cortos.

Cuestiones administrativas

  Por otra parte, la Asamblea también tiene su parte administrativa o de “business” donde se tratan diversos informes de las actividades del Consejo durante el tiempo que transcurre entre una asamblea y otra, elecciones de delegados al comité central y de los presidentes regionales. En este caso para Europa, fue elegida presidenta la Rev Dr. Susan Durbe. El último día de Asamblea se eligió como moderador al Obispo Dr. Heinric Bedform-Strohm, miembro de la iglesia evangélica-luterana de Baviera-Alemania, sus primeras, acertadas, palabras fueron: “somos una Iglesia en este mundo global”, a él le acompañarán los vice moderadores, Rev. Merlyn Hyde Riley miembro de la Unión Bautista de Jamaica y H.E. arzobispo Dr. Vicken Aykazian, de la Iglesia Apostólica de Armenia.

  La presencia de la Iglesia católica romana, se hizo presente con una comitiva como observadores a la Asamblea, presidida por el Cardenal presidente del Dicasterio para la promoción de la unidad de los cristianos, Eminencia Kurt Koch, junto a él Mons. Brian Farrell, secretario del Dicasterio y miembros de la oficina, Mons. Juan Usma, Rev. Fr. Hyacinthe Destivelle OP y Andrzej Choromanski, así como el secretario del Dicasterio para el diálogo interreligioso Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku. A ellos se sumaron 20 participantes oficiales y otros católicos acreditados presentes en la Asamblea: de España éramos 8 participantes, entre ellos Rafael Vázquez, director de la Comisión de Doctrina de la Fe y subcomisión de relaciones interconfesionales e interreligiosas de la Conferencia Episcopal Española, nuestro veterano ecumenista Antoni Matabosch, junto a Pepe Hernández o Manuel Barrios, secretario de la COMECE (Conferencias Episcopales Europeas).

Las conversaciones ecuménicas y otras reflexiones

  El tiempo en estas asambleas también se distribuye en trabajos de reflexión de forma paralela, en talleres y conversaciones ecuménicas, como en múltiples actividades en el espacio Brumen.

  En esto sentido, quiero destacar dos de las conversaciones ecuménica que han tenido una especial atención y uno de los talleres como importante novedad. En cuanto a las conversaciones ecuménicas, el documento eclesiológico de fe y constitución presentado en Busán 2013, La Iglesia: hacia una visión común, tuvo su especial reflexión ya que en este tiempo obtuvo setenta respuestas-aportaciones por parte de las iglesias y/o movimientos ecuménicos, entre ellas la Iglesia católica, cuestión que nos llama profundamente la atención, ya que en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) son miembros alrededor de 350 iglesias. No hubo respuestas ni de Latinoamérica, África o Asia. Varias preguntas surgen a este efecto; ¿qué recepción tienen los documentos teológicos del CMI, o cumplen las iglesias la función de transmitir a sus miembros e instituciones las cuestiones que están sobre la mesa en los diálogos ecuménicos hacia la unidad visible? O ¿es que las iglesias están lejos de la visión o eclesiología de unidad que plantea el documento y no se sienten identificadas con la visión de Iglesia? Preguntas por las que vale la pena detenerse y reflexionar en vías a la unidad visible. En este sentido se ha abierto un nuevo tiempo para seguir dialogando en esta visión común.

  La otra conversación fue presenta por un estudio realizado desde fe y constitución a un grupo de profesores donde se analiza un acercamiento a las cuestiones morales y éticas que se suman en el diálogo ecuménico. Con el título El discernimiento de las Iglesias y la moral, facilitando el diálogo para construir koinonia, este taller quiere hacer propia la reflexión sobre la situación que en un mundo diverso, se hace presente en las iglesias estas cuestiones que deben incluirse en la reflexión eclesial.

  Uno de los talleres interesantes y novedosos fue la presentación de un trabajo conjunto entre el CMI y el Dicasterio para el diálogo interreligioso de la Santa Sede. A lo que se suma la apuesta clara por parte de la santa sede a caminar en la búsqueda de la justicia, la paz y fraternidad en toda la humanidad. Interesante es ver como cristianos y representantes de otras religiones han tenido un espacio para manifestar los elementos comunes para el bien de toda la humanidad.

  Cuánto nos quedar por recorrer, cuanto es el camino que aún debemos hacer juntos hacia la unidad visible de la iglesia. En Ut unum sint, Juan Pablo II se preguntaba, ¿cuanto camino nos queda para llegar a la plena unidad en la fe y el bendito día en que podamos celebrar juntos la eucaristía? (UUS 77) mientras llega ese día el movimiento ecuménico sigue su búsqueda con sus altos y bajos, pero con toda convicción y esperanza.

  Por último, la asamblea en su mensaje final llama a actuar juntos en esta peregrinación por la unidad, encontraremos la fuerza de actuar desde una unidad que tiene su fundamento en el amor de Cristo, pues nos permite aprender qué es lo que conduce a la paz, transformar la división en reconciliación y trabajar por la sanación de nuestro planeta vivo. El amor de Cristo nos sostendrá a todos en la tarea de acoger a los demás y superar la exclusión.

  Hemos celebrado una Asamblea para revisar y evaluar todo el trabajo desde Busán, el CMI goza de buena salud, pero debemos mantener y trabajar por un equilibrio entre lo teológico-eclesiológico y la vida en acción. Nuestro mundo nos reclama respuestas concretas y acciones concretas, el CMI las ha dado y está en toda sensibilidad que atañe no solo a cristianos sino a toda la humanidad. Esta Asamblea ha estado marcada por la situación de guerra en Ucrania y también, entre otros, por el cambio climático, eso no quita que descuidemos la eclesiología y las nuevas realidades. Nos emplazamos para la próxima asamblea en 2030.