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Reflexiones sobre los grados del amor humano

6 de octubre de 2016
Etiquetas: Antropología

Reflexiones sobre los grados del amor humano

Reflexiones sobre los grados del amor humano (amor, temor, alegría y tristeza) según San Bernardo de Claraval. El artículo ha sido preparado por fr. Cándido Aniz Iriarte.

 "El amor es un afecto natural", dice san Bernardo; es uno de los "cuatro afectos naturales: amor, temor, alegría, tristeza"

Cada uno de esos cuatro afectos es como una fuerza impulsora o represora cuya acción repercute en toda nuestra persona: cuerpo, alma y espíritu. El amor y la alegría, como principios positivos, activos y estimulantes nos dan alas para volar. En cambio, el temor y la tristeza nos abaten las alas y hasta pueden derribarnos.

En estas reflexiones vamos a fijar la atención en uno de esos cuatro afectos: el amor; y, dentro del amor, en la peculiar afección del ser humano-creyente que, desde su raíz y trama psicológica, es atraído por el peso del "bien" en vertiente carnal, concupiscente y egoísta, y en vertiente social, altruista, gratuita, espiritual..., cuando se plantea ser persona noble y digna entre los hombres y ante Dios.

¡Qué ilusorio sería pensar que todo amor del hombre, por ser natural afecto, es impulso o inclinación que nos lleva espontáneamente a apetecer y abrazar el bien puro, la belleza elevada, la acción virtuosa!  Eso solamente acontece en un grado muy alto de amor virtuoso, cuando se han dominado las pasiones egoístas.

Valoremos adecuadamente la riqueza y complejidad de la naturaleza humana: cuerpo a nutrir, sensibilidad a cultivar, concupiscencia y afectividad a moderar, pensamiento a colmar de sentido, libertad que se abre o cierra al bien descubierto... ¿Cuándo lograremos su equilibrio? Cuando el cuerpo viva y goce, pero sin  matar al espíritu; cuando las pasiones inferiores se conserven vigorosas, pero sin entenebrecer a la mente; cuando la voluntad y la inteligencia descubran campos de amor y de libertad, pero sin degradar o destruir cuerpo y pasiones... ¡Ideal inasequible en su perfección!

En ese contexto tan rico y variado es donde nos preguntamos: ¿cuál es el primer amor de cada hombre? Y tenemos que responder: el primer amor no es Dios ni es el Hombre, es irremediablemente el propio yo corpóreo y egoísta.  Y cuando se quiere remontar el vuelo hacia ideales de amor más espiritual y puro hay que ir ascendiendo por grados de amor que se alcanzan mediante purificaciones sucesivas que llevan al amor pleno y puro.

Este vuelo o ascensión es el que vamos a considerar psicológica y teológicamente con san Bernardo en cinco reflexiones sobre los grados del amor...

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