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Santa Catalina de Siena: cisma de Occidente y muerte de Catalina

28 de abril de 2021

Catalina y Raimundo de Capua visitaron al Papa Gregorio XI, pero a pesar de las conversaciones no lograron que se levantase el castigo a Florencia. A pesar de esto Catalina aprovechó para hablar con el Papa sobre algo mucho más importante, la vuelta de la corte papal a Roma, algo que si consiguió a pesar de las presiones y las reticencias que tenía al respecto. La decisión de regresar a Roma supuso una gran noticia para toda la Cristiandad, pues la cristiandad ya estaba cansada de que la corte papal llevase tanto tiempo en Aviñón. A esta petición también le añade otra fundamental para la tan necesaria reforma de la jerarquia eclesial de la época y su vida de lujos y comodidades. Le pide que se abandone ese camino de frivolidad por parte de los cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos. Debido a los estragos de la peste se abrió mucho la posibilidad de ser religioso y religiosa en la época y empezaron a llenarse de gente que buscaba la promoción social, vivir comodamente dentro de la vida religiosa. Algunos incluso utilizaban la vida religiosa para hacerse aún más ricos. Santa Catalina y el beato Raimundo permanecieron en Aviñón hasta que vieron que el traslado se hacía efecto mediante grandes barcos que llegaban por el Ródano para trasladar las bibliotecas, muebles y utensilios de la corte papal. Tras el comienzo del traslado Catalina y fray Raiumundo, junto con un gran grupo de discípulos continuaron las misiones populares en el norte de Italia. En este periodo Catalina sigue escribiendo muchas cartas y termina de dictar el Diálogo. Un manual para formar espiritualmente a sus discípulos. En este aborda numerosas ramas de la teología desde un punto de vista espiritual y con un gran riqueza de símbolos. Este escrito contribuyó a que fuera nombrada posteriormente Doctora de la Iglesia. Al año siguiente del traslado muere el papa Gregorio XI y debido a las presiones se terminan eligiendo dos papas y se produce el cisma de ocidente que produce un daño muy grande a la Iglesia y a Europa. El papa de Roma, Urbano VI, le pide ayuda a Catalina y a Raimundo para que colaboren en la reunificación de la Iglesia. Después de dos años intensos trabajando por la unión de la Iglesia Catalina cayó gravemente enferma. Los médicos la recomendaron que regresase por un tiempo a Siena para reposar y recupersarse. También siguió trabajando para apoyar a fray Raimundo para que la reforma de la Orden de Predicadores se hiciera efectiva evitando la división de la Orden. A pesar de las recomendaciones médicas Catalina decide seguir en Roma, apoyando la reunificación, aunque esto le costase la vida el 29 de abril de 1380, a los 33 años. Fray Julián de Cos ha revisado numerosas fuentes y nos guía en este recorrido vital, espiritual y visual por la vida de Santa Catalina.