Día tercero

A partir de este día comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra    que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: orar

Orar es intentar vivir una experiencia de Dios, de toda la persona: cuerpo y espíritu. Y esto no como algo extraordinario, sino normal.

1.- La naturaleza crece por adquisición, recibe del mundo externo (nosotros también); pero la persona recibe también desde DENTRO: por maduración, abriéndose a los demás. En la Cruz lo esencial no era el sufrimiento, sino la entrega de sí mismo.

2.- Conocer a una persona es distinto de SABER algo de ella. La vida eterna no es saber algo de Dios, sino conocerle: "Esta es la vida eterna, conocerte a ti, único Dios y a tu enviado, Jesús" (Jn.17, 3).

3.- En el diálogo se distingue el contenido intelectual y el afectivo: pensamientos y sentimientos.

  1. La oración es contacto de dos personas: escucha, presencia mutua, si es posible empatía: "estar en la piel del otro"...
  2. Toda experiencia personal tiene 3 elementos:
  • Fe que esa persona está ahí y que se quiere comunicar. Me voy a comunicar con Cristo.
  • No es algo imposible: muchas personas lo viven.
  • Es la comunicación por excelencia. Es relación personal. No hace falta muchas palabras: "Le miro y me mira", decía aquel hombre adulto al Cura de Ars (pasaba horas delante del sagrario). "Cuando recéis no seáis palabreros.  Sabe Dios lo que os hace falta". En América dicen una palabra muy válida: intenta "no lorear". El loro repite palabras que no conoce ni vive.

La oración debe estar integrada en mi vida:

  • Jesús hace oración antes de los principales hechos de su vida.
  • Hace oración en lo cotidiano: era algo normal: "se retira a orar".
  • Hace oración en la tribulación: ej.: en el Huerto de los Olivos...
  • Hace oración en el momento de éxito: le querían hacer rey y la hace en la Cruz.
  • Era toda su existencia entregada al misterio de la salvación. No puede separar la oración de su vida. Ser contemplativos en la acción. La vida me empuja a orar.

Mi oración debe tener una conciencia comunitaria: no es un asunto individual. El primer título que tenía un israelita para orar era su PERTENENCIA al pueblo de Israel, su pertenencia a la comunidad. Jesús ora como persona y como miembro de la Comunidad. Somos un pueblo, nos salvamos EN RACIMO.

Puedo orar y presentar mis problemas, pero conciencia comunitaria: "no estoy yo sólo". No necesito compañía física; pero soy solidario con el pueblo de Dios. Yo formo parte de esa ALIANZA que Dios hizo con su pueblo.

En el Padre Nuestro todas las oraciones están en plural.

Mi oración debe responder a una NECESIDAD: "Soy INDIGENCIA". No es que sea algo útil que uso cuando me conviene. Es algo que NECESITO. No tiene razón de MEDIO, sino de FIN: ALABAR. "Alabanza de su gloria".

Respeto y ACEPTO a Dios, pero al mismo tiempo me siento respetado y AMADO de Dios.

Dificultades: las hay. En un siglo donde se busca la eficacia, la rapidez. En muchas vidas con "falta de tiempo". La disipación que nos rodea. Y sobre todo las exigencias de Dios: Dios nos interpela; no queremos oír. Nace una nueva responsabilidad. En la oración soy de verdad, sin careta: Dios y yo. Superado esto, lo demás es sencillo, por lo gratificante, pese a las sequedades...

Decisiones prácticas:

  • La oración es un viaje hacia el interior
  • Amo: es una comunicación amorosa.
  • Es una necesidad diaria: en ella hacemos presente al mundo y a los hermanos. Fíate de El: "Sé de quien me fió", decía Pablo.