Evangelio del día
Duodécima Semana del Tiempo Ordinario - Año Par

Del día 22 al 28 de Junio de 2014

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna

Introducción a la semana

Nos introducimos en la semana en la que el tiempo de luz es más extenso. En ella está el solsticio de veranos. Dicho sea esto refreído al hemisferio Norte. En el Sur el invierno viene con más horas de oscuridad. El día más relevante de la semana es la fiesta del Nacimiento de san Juan Bautista. La fiesta, además de coincidir –más o menos-con el acontecimiento cósmico del solsticio, tiene otras referencias temporales, tres meses después de la Anunciación cuando el ángel dijo a María que “ya estaba de seis meses la que se creía estéril”, Isabel, y faltan otros tantos meses para celebrar el nacimiento de Jesús. Es semana en la que se respira en nuestro hemisferio un aire prevacacional, el calor nos inunda, se relaja la actividad laboral y se preparan las vacaciones. La liturgia sigue su ritmo y, excepto ese día, nos ofrece lecturas continuas. Las primeras lecturas están tomadas del segundo libro de los Reyes. Relatan los acontecimientos más tristes de los dos reinos, el de Israel y el de Judá. Ambos son invadidos, el del Norte por Senaquerib rey de Asiria y el de Judá por Nabucodonosor, rey de Caldea, y se producen las deportaciones de las personas más relevantes de ambos reinos judíos. Todo se debe, insiste el autor del texto a que esos reinos habían la espalda a su Dios y se habían vuelto hacia otros dioses. El sábado podremos leer las lamentaciones, del libro de ese nombre, que suelen ser atribuidas al profeta Jeremías. Nada más real ante esos acontecimientos que el Lamento.

 Archivo Evangelio del día

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Días de la semana