Sáb
19
Feb
2011
Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró el universo

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-7:

Hermanos:
La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
Por ella son recordados los antiguos.
Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisible.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto.
Por la fe fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraron, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerlo, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Por la fe, advertido Noé de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por ella condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.

Salmo de hoy

Salmo 144,2-3.4-5.10-11 R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-13

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Le preguntaron:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Les contestó él:
«Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».

Reflexión del Evangelio de hoy

La fe es un don de Dios que encontramos en nuestro interior y que, al igual que una semilla, si nos empleamos en cultivarla, podemos descubrir que puede transformase en flor y en fruto haciendo así fértil ese campo de cultivo que es el ser humano.

La fe es capaz de llevarnos a acometer hazañas que serían impensables sin ella: mediante la fe podemos hacer de nuestro obrar un acto de confianza en ese Amor que, sin verlo ni tocarlo, infunde en nuestro ser la chispa de la esperanza. Igual que el autor, nosotros podríamos decir: por fe, una madre cuida de sus hijos y les infunde esperanza en medio del dolor de la guerra; un profesor intenta que su alumnado joven descubra los talentos que poseen, a pesar de que la sociedad desvalorice a la juventud; unos trabajadores luchan por mejores condiciones laborales porque creen en la dignidad del trabajo; y un empresario mantiene su plantilla a pesar de las dificultades económicas porque cree en su trabajo y en el de los empleados. Por la fe, las personas enfermas luchan por sobrevivir y llevar su enfermedad dignamente a pesar de las desalentadoras noticias; unas personas expresan su amor a pesar de ser perseguidas por su orientación sexual; Musulmanes y cristianos Coptos, mano a mano, luchan por un nuevo amanecer a pesar de las diferencias religiosas; unas personas anónimas enseñan español a inmigrantes para facilitarles la vida en su nuevo lugar de residencia, porque creen en un mundo sin fronteras; y un reponedor, a pesar de lo rutinario de su trabajo, se ilusiona diariamente convencido de que su buen hacer puede dar ejemplo a sus compañeros...

Al leer el salmo, nos viene nuestra imagen o la imagen de alguien tremendamente agradecido cuyas palabras no alcanzan a dar a ese sentimiento toda la profundidad que tiene. Cuando miramos a nuestros hijos crecer, descubrir, jugar, necesitamos levantar la mirada a Dios y dar gracias por este regalo, pero también necesitamos abrazar y agradecer a todos nuestros hermanos de los que el Señor se sirve para ayudarnos a cuidarlos, a educarlos, y a que aprendan a ser felices.

Este texto del evangelio nos muestra que cuando nos encontramos con Dios a través de los hermanos, igual que Pedro, Santiago y Juan se encontraron a través de Jesús, nos sentimos tan bien que no queremos movernos de allí queremos quedarnos al lado de Dios. Pero el Evangelio nos apremia a bajar de la montaña y comunicarlo a todos. Es grande la tentación de hacer las tiendas, igual de grande que el compromiso de transmitir a nuestros hermanos.
A través del relato del Evangelio que contemplamos hoy, Jesús se muestra ante sus discípulo desde su naturaleza humana y divina. Se podría establecer una correspondencia entre este relato y Pentecostés. La Transfiguración de Jesús fue acogida por los discípulos como un acontecimiento extraordinario, es cierto. Pero, tras esta otra teofanía, la llegada del Espritu Santo, los discípulos vieron fortalecida su fe hasta el punto de sobreponerse a cualquier clase de temor.