No quiere que se pierda ni uno de estos pequeños

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 31,1-8

Moisés dijo estas palabras a los israelitas:
«He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además el Señor me ha dicho: "No pasarás ese Jordán".

El Señor, tu Dios, pasará delante de ti.

Él destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos.

Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor.

El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó.

Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado.

¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará.»

Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
«Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres; y tú les repartirás la heredad.

El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo: no te dejará ni te abandonará.

No temas ni te acobardes.»

Salmo de hoy

Dt 32 R/. La porción del Señor fue su pueblo

Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios. R/.

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán. R/.

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios. R/.

La porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?»

Él llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo:
«Os digo que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los Cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.

Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

Evangelio de hoy en vídeo

Reflexión del Evangelio de hoy

"No temas ni te acobardes"

El texto que hoy proclamamos corresponde a la última parte del libro del Deuteronomio. Es como un resumen de todo el Pentateuco. Ante la tierra de Israel, en la que no entrará, Moisés quiere dejar un mensaje de aliento y confianza a su sucesor y al pueblo.

Es un momento de gozo: ya están a las puertas de a Tierra Prometida, a un paso de tomar posesión de la herencia prometida a Abraham, después de las duras experiencias de la esclavitud en Egipto y los larguísimos y duros años de travesía por el desierto. Pero también es una situación dolorosa para Moisés. Porque no obedeció a Dios, su labor tendrá que terminarla otro: Josué.

Moisés es muestra de esos momentos en que cada uno de nosotros experimenta la situación de frustración: tanto esfuerzo para quedar a las puertas de un proyecto, una ilusión, una meta. Regusto amargo por el sueño trabajado, pero no cumplido y, a la vez, inquietud y miedo ante el futuro incierto y amenazador.

El miedo, se dice, es libre. Y es verdad. Pero la libertad consiste en no dejarse dominar por el miedo. ¿Esto sólo lo pueden hacer las personas de temperamento fuerte, nervios templados, insensibilidad o inconsciencia ante los peligros, etc., etc.?

Para Moisés y toda la Biblia, la valentía no depende del temperamento o carácter. Su fundamento y seguridad está en la presencia y ayuda del Señor: “Sé fuerte y valiente, el Señor avanzará delante de ti. Él sestará contigo: no te dejará ni te abandonará”. No temas ni te acobardes”.

Ante los discípulos que reciben la tarea de ir a toda la tierra a predicar el Evangelio, con todos sus riesgos, dificultades y miedos, Jesús les asegura: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

Convertirse en niño y cuidar a los “niños”

Según la mentalidad ambiente, una persona importante es aquella que está en un nivel más alto, social, económico, político, cultural o eclesial; no necesita de nada, ni de nadie, porque desea ser autosuficiente y no depender; y, en tercer lugar, puede marcar las diferencias con los demás, a los que podrá ayudar cuando la ocasión le parezca favorable para él o según sus ganas y humor.

Para Cristo, sus discípulos y discípulas no pueden ser así. Por puro realismo: por mucho que el ser humano se considere autosuficiente y se autoengañe con ello, ni puede serlo, ni tampoco necesita serlo: Tiene a Dios como fundamento y fuente de su existencia y como ayuda necesaria para su plenitud y felicidad. Sentirse autosuficiente es como el que está subido en la rama de un árbol, y con una sierra corte el tronco que le sostiene.

Pero, además, los demás no son solo un adorno o un estorbo para mi vida. Según mis relaciones yo sé quién soy y quién debo ser.

“Cuidar” en el sentido más amplio de la palabra, en sus diferentes modos según la necesidad del otro, se convierte en la tarea más realista y eficaz del ser humano. Niños cuidando a niños. Personas vulnerables, pero apoyadas en Dios, que cuidan de personas vulnerables, pero respaldadas por Dios.

Cuidarse recíprocamente. Hacer yo como hace Dios, en beneficio de cada otro que es también imagen y presencia de Dios. Dios cuidando de Dios a través del cuidado humano.

 

¿Cuál es la fuente de mi valentía? “Niños vulnerables cuidándose recíprocamente” ¿es así como vivo mis relaciones? ¿Me apoyo en Dios al vivir? ¿Veo a Dios en cada otro?

Fr. Francisco José Rodríguez Fassio

Fr. Francisco José Rodríguez Fassio
Convento de Santo Domingo Ra’ykuéra – Asunción (Paraguay).

Soy dominico y sacerdote, nacido en Granada en 1951. Ingresé en la Orden de Predicadores en 1968 y fui ordenado sacerdote en 1975. He cursado estudios de Filosofía y Teología en España, Roma y Múnich, y me he dedicado durante décadas a la formación y docencia en diversos ámbitos: universidad, internoviciado de la Confer y escuelas de teología para laicos. He formado parte de la curia de las Provincias Bética e Hispania de los frailes y también he ejercido como formador, promotor de formación permanente, asistente de fraternidades y presidente de la CONFER en Sevilla. También he trabajado como director, redactor y presentador del programa “Diálogos en la vida” de Canal Sur Televisión. Desde 2021, resido en Paraguay, donde colaboro como docente y acompañante de comunidades religiosas y laicales.

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