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Catálogo formato Senti2

1 de diciembre de 2013
Catálogo formato Senti2

Catálogo de la exposición que tuvo lugar en 2013 en Madrid

Hay algo que perdura y pervive, algo que subsiste más abajo y más arriba de la realidad. Es algo más
denso y pleno, más etéreo y más profundo, que evoca recuerdos, provoca búsquedas; nos traslada a otro
escenario donde tienen origen la verdad y la belleza, la libertad y la bondad. Es ese algo que está presente
en todo y en todos, que nos dice que nuestra realidad no se cierre ni termina en nosotros mismos, que
tampoco la abarcamos en su total dimensión. Es ese humus que nos habla de búsquedas porque anhela-
mos fuerza e inspiración ante el vacío de nuestros límites, carencias y heridas.

La huella del espíritu es la aparición de la belleza, la verdad y la bondad. No podemos hablar del “espíritu”
sino es con imágenes, símbolos, metáforas. No se puede conocer sino es experimentándolo, como sólo se
puede conocer una vida viviéndola desde dentro. A lo máximo, podemos aspirar a contemplar sus huellas
o rastros, como el poso que va dejando el paso del espíritu en la historia. En ellos, sí, nos podemos en-
contrar, comprender, dialogar, admirar. Como es “espíritu” nos desborda, se nos escapa por todos lados,
pero deja en este mundo nuestro sus huellas en múltiples e inabarcables formas: las formas de la belleza,
la verdad o la bondad.

Esta exposición de artistas, impulsada por los dominicos en colaboración con la Junta Municipal de Retiro,
es una de las actividades inspiradas en el amplio proyecto eclesial conocido como “Atrio de los Gentiles”,
que promueve actividades que favorezcan el encuentro y diálogo de creyentes y no creyentes para reflexio-
nar juntos sobre las aportaciones de la fe cristiana a la sociedad y su potencial cultural, sobre los asuntos
más serios que a todos nos afectan y las preocupaciones más hondas de nuestro momento social. El atrio
es ese espacio anterior al templo que sirve de encuentro para todos, donde nadie de buena voluntad es
excluido y que se abre para acogerse mutuamente con sencillez, de igual a igual. Espacio de encuentro
para quienes anhelan acercarse un poco más unos a otros para saludar, observar, intercambiar opiniones,
escucharse y reflexionar juntos.

No obstante, el atrio no es sólo un espacio para el diálogo y el encuentro. Para los dominicos es, ante todo,
un lugar para vivir, incluso en ocasiones a la intemperie. Esto no es nada nuevo, lo dice ya así el Salmo 64:
“Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios”. Por ello entendemos nuestro “estilo” –la
huella que el espíritu ha impreso en nuestra tradición- como una vida y misión “de fronteras”: en la frontera
entre la vida y la muerte, la humanidad y la inhumanidad, la creencia y la increencia, el cristianismo y las
otras religiones, entre la Iglesia y la sociedad laica. Seguir la huella del espíritu conduce a las fronteras.
Como dijera Miguel de Unamuno: “Belleza cuya contemplación no nos hace mejores no es tal belleza”.
Siguiendo la huella del espíritu tal vez encontremos alguna senda perdida que nos lleve a un venero limpio
y fresco que alimente un nuevo humanismo sin fronteras.

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