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Archivo Dominicano nº 37, año 2016

26 de abril de 2017
Etiquetas: Dominicanismo
Archivo Dominicano nº 37, año 2016

Nuevo número de la revista Archivo Dominicano, una edición especial con motivo del VIII centenario de la Orden de Predicadores.

La revista Archivo Dominicano, que comenzó su andadura en el año 1980, continúa siendo el órgano de expresión científica del Instituto Histórico de los dominicos en España, ofreciendo año atrás año estudios sobre la historia de la Orden en Iberoamérica.

En este año jubilar de la Orden de Predicadores (o dominicos) en que se conmemora el VIIIº Centenario de su aprobación pontificia por el papa Honorio III (22 de diciembre de 2016) mediante la bula Religiosam vitam, nuestro anuario no podía sustraerse al júbilo y a la acción de gracias por tan extraordinaria efeméride, a la vez que tampoco podía escatimar esfuerzos para ofrecer con ese motivo el presente número extraordinario. La ocasión bien lo merecía.

Los 13 trabajos de investigación que hoy ofrecemos (en total 700 pp.) en su mayoría inéditos y por tanto novedosos, nos dan una idea de la historia todavía oculta del ser y del hacer dominicano en España y que gracias a la ventana de esta revista que es Archivo Dominicano hoy podemos ver y contemplar.

Abre este número una nueva firma desde hace tiempo deseada, la de la doctora María Teresa Barbadillo de la Fuente aportando un excelente trabajo crítico, codicológico y paleográfico sobre la Vida de santo Domingo de Guzmán, la versión más antigua conocida hasta ahora en prosa castellana.

El neo doctor Alberto Aguilera Hernández, del Centro de Estudios Borjanos  (Borja, Zaragoza) vuelve ocuparse en esta ocasión de un tema bien estudiado sobre el largo y complicado “calvario” vivido por los dominicos hasta verse establecidos finalmente en la villa de Borja, tema muy desconocido hasta hoy mismo.

Por su parte, el doctor Juan Aranda Doncel, de la Real Academia de la Historia de Córdoba y gran conocedor de la historia de esa bella ciudad y de su provincia, nos introduce ampliamente y con la seriedad científica que le caracteriza, en la vida y obra de uno de los personajes más influyentes en la Córdoba del último tercio del siglo XVII y primeros lustros de la centuria siguiente: fray Francisco de Posadas, tema iniciado y que promete rematar en años sucesivos.

El padre Antonio Bueno Espinar, del Instituto de Estudios Almerienses, es desde hace años conocidos de nuestros lectores por sus interesantes estudios sobre los dominicos en Venezuela. En el presente artículo trata sobre un tema que le es muy querido: la devoción secular que la ciudad de Almería tiene a la Virgen del Mar, devoción vinculada a los dominicos del convento de Santo Domingo el Real de Almería desde los albores del s. XVI hasta hoy mismo.

Don Andrés Padilla Cerón, buen conocedor de la historia de Linares y sus alrededores, lo vuelve a demostrar sacando casi del olvido a la parroquia de Tobaruela, bajo la advocación de Santo Domingo de Guzmán, cuya titularidad se justifica sin duda en el querer del entonces obispo dominico de Jaén, el conocido fray Diego de Deza.

José Barrado Barquilla vuelve a ocuparse también en esta ocasión de un tema dominicano del siglo XVIII, centuria todavía muy necesitada de ser investigada, ofreciendo una parte del interesante Libro Antiguo de Registro de la Provincia dominicana de España. Un arsenal de datos sobre un numerosísimo grupo de dominicos de ese periodo (1758-1777). Es un tema sobre el que habrá que volver.

Un especialista consagrado sobre el tema el Rosario y su historia, y ya bien conocido por los lectores de nuestra revista, es el doctor en Teología e Historia Carlos José Romero Mensaque. En este trabajo retoma el tema rosariano pero esta vez rebasando las fronteras ibéricas para situarse en Filipinas centrándose en el estudio de la primera etapa histórica de la Cofradía del Rosario de Manila.

También sobre el mismo tema, pero referido ahora a la antigua Archicofradía del Rosario de Salamanca, que hunde sus raíces en el siglo XIV, es el interesante trabajo de don Raúl Vicente Baz, otra firma que se estrena en nuestra revista y que desde hacía tiempo queríamos contar con ella; esperamos que se mantenga por mucho tiempo.

Y todavía hay otro tema rosariano, relacionado ahora con la isla de Gran Canaria, concretamente en la villa de Agüimes en donde hubo un convento dominico por espacio de más de doscientos años. Su autor recoge y estudia algunas de las claves mentales, sociales y económicas que intervinieron en la instauración de los cultos del Rosario y el Dulce Nombre, cofradías típicamente dominicanas. Estos tres temas pueden abrir el apetito para el Congreso sobre el Rosario a celebrarse el próximo año 2017 dentro de los actos de clausura del Jubileo de la Orden y del primer Centenario de las apariciones de Fátima.

La doctora Carmen Manso Porto, de la Real Academia de la Historia y bien conocida ya de nuestros lectores, ofrece un interesante trabajo sobre iconografía dominicana gallega conservada en los conventos dominicos y en algunas catedrales de Galicia, centrándose en la imaginería de santo Domingo de Guzmán, san Vicente Ferrer y san Pedro de Verona.

Por su parte, Teodoro Martín Martín, conocedor de la historia dominicana de Extremadura, nos acerca a la del convento de la Fuente Santa de Galisteo (Cáceres) a través de las fuentes archivísticas y de la bibliografía que ha consultado, básicas para una más completa historia de ese convento extremeño.

Don Rodolfo Malo Olivas ya colaboró hace años en Archivo Dominicano con un estupendo trabajo sobre la sillería coral del convento de santo Tomás de Ávila, y ahora lo hemos “repescado”. Su trabajo desentierra parte de la historia y el arte de dos conventos dominicos de Madrid, hoy desaparecidos, pero que por su importancia de antaño estaban pidiendo ser recordados, son los conventos de La Pasión y del Rosario.

El penúltimo de los trabajos de este número se debe al doctor en derecho civil y Canónico don Raúl Román Sánchez, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca. Trata sobre la Academia de Santo Tomás en Salamanca tomando como principal fuente de información la revista La Semana Católica de Salamanca. La Academia fue un excelente marco y tribuna de relación con profesores y alumnos universitarios, y un ejemplo riguroso de lo que hoy podemos llamar relación fe y cultura, a la vez que exponente de la sociedad salmantina de la época.

Cierra este número extraordinario de nuestra revista, la firma archiconocida del padre Ramón Hernández Martín, primer director de Archivo Dominicano (1980-1996) y su fiel colaborador año tras año. Coronada una de sus grandes tareas como ha sido la edición crítica de las Actas de los Capítulos provinciales de la Provincia dominicana de España desde el siglo XIII hasta finales del XVI, presenta ahora el interesante trabajo titulado La “célebre cátedra” de Francisco de Vitoria en la universidad de Salamanca. Dicha cátedra fue creada en 1926 para celebrar el IV Centenario de laconsecución por el Maestro Vitoria de la famosa Cátedra de Prima del Alma mater salmantina. Debemos recordar que la vida y obra del padre Francisco de Vitoria ha sido de las tareas más importantes y fructífera a la que se ha dedicado el profesor Ramón Hernández, llegando a ser uno de los mejores conocedores del fundador del Derecho de gentes y de su Escuela de Salamanca.

Y terminamos como decíamos al comienzo: esperando que este primer número extraordinario de Archivo Dominicano sea otra contribución de las que se vienen celebrando con motivo del VIIIº Centenario de la aprobación pontificia de la Orden de Predicadores.

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