Todo pasa, mi Palabra permanece

Todo pasa, mi Palabra permanece

Reflexión bíblica de fray José Fernández Moratiel, fundador de la Escuela del Silencio


Uno de los gestos de estar despiertos es darse cuenta de que todo pasa. Pero hay algo que no pasa. Todo pasa, aquí no queda nada. Todo está pasando y todo desemboca en lo que jamás pasa.

Dice Jesús: mi presencia, mis palabras no pasarán.

La tristeza no es ver que todo pasa, sino querer que no pase.

La alegría es ver que todo pasa y desemboca en lo que no pasa.

Pretender que algo no pase, eso es lo trágico, porque eso nos separa de lo eterno.

La tristeza es una muralla entre dos jardines. Se levanta cuando no vemos o no sospechamos la eternidad, y sólo vemos el lado de acá.

La tristeza es creer que aquí se acaba todo.

“Mis palabras no pasarán”.

Gracias a la confianza de que algo no pasa puedes dejar lo pasajero que pase. Que viva lo pasajero con cierta libertad.

Acoge la vida sin empeñarte en oponerse a lo que viene a ti.

El roble se opone al vendaval terrible, y a veces lo arranca, el césped ni lo nota...

Deja que la vida pase. Deja tu vida en silencio.

Fray José Fernández Moratiel