La Virgen le entrega el Rosario

  • La Virgen María entrega el Rosario a Santo Domingo Ignacio Ruiz de la Iglesia (1640-1703).
  • Óleo sobre lienzo.
  • Medidas: 156 x 112 m.
  • Firmado en el ángulo inferior bajo: "Pictor Regis", pintado después de 1689. Parroquia de Santa Rosa de Lima, Venta de Baños (Palencia).

La pintura forma parte de un pequeño retablo neoclásico de la nave derecha de la iglesia. Presenta una composición piramidal entre los dos protagonistas, y centrada en ella la figura del Niño, equilibrada con el juego de líneas diagonales compensadas. La línea más marcada se visualiza en las cabezas de la Virgen, el Niño y Santo Domingo. Colabora en esta misma dirección los brazos derechos de la Madre y Do-mingo, que se unen mediante la donación del rosario. Las diagonales cruzadas se acentúan en los cuer­pos de los angelillos que arrojan flores, los bancos de nubes y el brazo izquierdo del Santo. En la cús­pide de la pirámide se encuentra la Virgen sentada, que se recorta sobre el celaje celeste. El escalón del primer plano, destaca la horizontalidad de la base, lo mismo que el pavimento en penumbra. Sobre el peldaño se adivina una pilastra arquitectónica para indicar el lugar sagrado donde se realiza la es­cena. Toda la fuerza expresiva se concentra en las tres figuras, sobre todo en la postura ascensional de Santo Domingo, con devota inclinación de todo su cuerpo. Sobre el regazo de la Madre se halla el Ni­ño Jesús, que parece flotar en el aire. Las miradas de ambos se entrecruzan, con elegantes gestos. La incidencia de la luz oblicua refuerza la caída descendente y su diálogo gestual. Los tres ostentan aure­olas en forma de nebulosa con un punto de resplandor en su eje, detalle iconográfico propio de los pintores de la Escuela Madrileña. Por el fondo celeste surcan ángeles, con azucena y corona de rosas, juntamente con diversa cabezas de angelillos que rodean la escena. Contrasta cromáticamente el cli­ma luminoso de la parte alta, con las tonalidades oscuras de la zona baja. Donde termina el escalón, emplaza al perro con la tea encendida, iluminando la esfera simbólica del mundo.