Dom
12
Jun
2022

Homilía La Santísima Trinidad

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

Él me glorificará

Pautas para la homilía de hoy


Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Todo lo que es del Padre es mío

Dios se  nos revela a cada uno de nosotros los cristianos como un horizonte totalmente nuevo en nuestra vida, como Alguien que entró en la historia en Jesús de Nazaret y que anima nuestro caminar por el Espíritu. Pero la Trinidad, además de poner ante nuestros ojos el misterio de Dios-Amor nos revela a través de su Hijo pautas de vida, valores operativos, sabiduría, para  vivir y sentido de la vida.

El Dios de Jesús se presenta a sí mismo como Amor, es decir, como relación, comunicación, plenitud de vida y por tanto como felicidad. El hombre creado a su imagen y semejanza deberá tender también a este tipo de existencia. Celebrar la Trinidad es alegrarse en común por existir con los otros y con el Otro.

La fiesta de la Santísima Trinidad nos recuerda que Dios es Amor,  su gloria y su poder consiste sólo en amar. Para la humanidad, la gloria tiene otra connotación más bien negativa, sobre todo, éxito por encima de todo, triunfo sobre los demás, poder que puede con los otros... La gloria de Dios es otra cosa. Dios es amor y, precisamente por eso, no puede sino amar. Dios no puede nunca, humillar, maltratar y destruir. Dios  se acercar a nosotros para que podamos ser nosotros mismos. La gloria de Dios consiste en que las personas estén llenos de vida, de esperanza, de paz y amor.

El Padre

El misterio del Padre es amor entrañable y perdón incondicional. A ninguna persona  excluye de su  amor ni a nadie niega su perdón ilimitado. El Padre nos ama y busca el bien de cada uno de nosotros, sus hijos. Nos mira con ternura  y profunda  compasión. Por eso, Jesús lo invoca siempre con esta palabra: “Abbá”.

Por tanto, nuestra  actitud ante Nuestro Padre ha de ser de confianza. El misterio último de la  realidad, que los creyentes llamamos “Dios”, no nos ha de causar en nuestra vida miedo o angustia: Dios solo puede amarnos. Podemos acercarse a Dios con sencillez y humildad de corazón porque Él siempre nos va a recibir con los brazos abiertos  capacitándonos para amar como Él nos ama a cada uno de nosotros con un amor oblativo e incondicional.

Jesús

Él también nos invita a la confianza. Estas son sus palabras: Crean en mi Padre. Crean también en mí”. Jesús nos revela al Padre. En sus  palabras estamos escuchando lo que nos dice el Padre. En sus gestos y en su modo de actuar,  entregado totalmente a hacer la vida más dichosa, se nos descubre cómo nos quiere Dios.

Por eso, en Jesús podemos encontrarnos a un Dios,  amigo de la vida, cercano a nuestras necesidades. Él pone paz en nuestra vida. Nos hace pasar del miedo a la confianza, de la dudas a la fe sencilla en el misterio último de la vida que es  Amor.

El Espíritu

Estamos invitados a recibir el Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús  y que habita en cada uno de nosotros con su presencia callada, pero real del misterio entrañable de Dios. Cuando nos hacemos conscientes  de esta presencia continua, comienza a despertarse en nosotros una confianza nueva en Dios.  Porque la presencia misteriosa del Espíritu en nosotros,  aunque sea débil, es suficiente para sostener nuestra confianza en el Misterio último de la vida del Dios - Amor.

En fin, nuestra vida cristiana debe ser también comunitaria: no podemos vivir aislados de los demás. Estamos invitados a imagen de la Trinidad a construir juntos una comunidad fraterna, abierta y empática donde podamos vivir de manera auténtica la comunión en el Amor.  Porque todo lo que sabemos de Dios lo sabemos a través de las obras que ha hecho por  y en nosotros; y podemos resumir la obra de Dios diciendo que ha sido una obra de entrega a la humanidad: el Padre nos ha regalado a su propio Hijo, y el Padre y el Hijo nos han comunicado su mismo Amor, el gran don del Espíritu Santo.