Dom
25
Jul
2021

Homilía Santiago Apóstol

Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir

Comentario bíblico
de Fray Miguel de Burgos Núñez - (1944-2019)


Iª Lectura (Hechos 4, 33; 5, 12. 27-33; 12, 2): El primer apóstol de Jesucristo mártir

La primera lectura de esta fiesta está entrelazada con un conjunto de datos que los Hechos nos ofrecen del testimonio de la primitiva comunidad, especialmente de los apóstoles (los Doce), que son los únicos que Lucas, su autor, reconoce como tales en esta segunda parte de su obra. Ellos daban testimonio de la resurrección de Jesús, no podía ser de otra manera, porque de lo contrario no se explicaría lo que se ha dicho sobre Pentecostés y las consecuencias que esto supuso para los seguidores de Jesús, que todavía no tenían ni siquiera un nombre como seguidores. Será en Antioquía donde recibirán el de "cristianos". Santiago, uno de los hijos del Zebedeo, debía ser, sin duda, en esos primeros momentos, un personaje influyente en la comunidad de Jerusalén, hasta que Santiago, el hermano del Señor, se hizo con las riendas de los cristianos que pudieron quedarse en Jerusalén a causa de las persecuciones.

La muerte de Santiago, el Zebedeo, se nos relata escuetamente en Hch 12, 1-2 y pone de manifiesto que fue el primero de los Doce que sufrió el martirio a manos de Herodes Agripa, el nieto de Herodes el Grande, quien había recibido el poder de Roma por unos años. Lucas no se preocupa demasiado en describir cómo sucedió, a diferencia de lo que sucede con Esteban (Hch 7). En todo caso, la noticia sirve de introducción al hermoso relato de la liberación de Pedro de manos del judaísmo, en el contexto de la Pascua. Y es la consecuencia, sin duda, del anuncio de la resurrección por parte de los Apóstoles. De hecho, la noticia sorprende en el sentido de que no fuera Pedro precisamente el primero en recibir el bautismo de sangre en nombre de Jesucristo. No hay explicaciones satisfactorias sobre el particular: ¿por qué Santiago y no Pedro? ¿era el más señalado por su ideología frente al judaísmo? Esta es una explicación que algunos han tratado de justificar, pero no es posible asegurarlo.

IIª Lectura (2 Corintios 4, 7-15): El tesoro de ser apóstol, en vasos de barro

En la defensa que Pablo tiene que hacer de su apostolado ante la comunidad de Corinto, porque han llegado "algunos” con cartas de recomendación para “dirigir" a la comunidad, se expresa la pasión del "apóstol” de los gentiles por el mensaje de la salvación con una lista de calamidades con las que se quiere ilustrar la metáfora del vaso de barro. Pero esas calamidades no destruyen -se entiende que por la ayuda y la acción de Dios-, ese vaso de debilidad que es el apóstol que predica el evangelio. Es decir, el tesoro, que es el evangelio o el mismo servicio del evangelio, hace posible que el apóstol o los apóstoles no vivan angustiados ni desesperados ni abandonados ni perdidos. Se trata de un catálogo que algunos han comparado con las adversidades que relatan los filósofos cínico-estoicos. Pero la verdad es que no está hablando de una propuesta de ataraxía o imperturbabilidad por parte de Pablo, sino que es una descripción de identificación con el misterio de Cristo, para poder participar así también, con esperanza, del triunfo de la resurrección. Por ello va a echar mano de la experiencia personal que todo creyente debe tener con Jesucristo, con su muerte y su resurrección.

Pero más aún, el “emisario” o “apóstol” del evangelio debe estar en disposición de vivir esta vida en Cristo: entregarse a la muerte, para que los otros vivan de ese evangelio. Así se dice clara y manifiestamente en 4, 12: "de este modo, la muerte acontece en nosotros, y en vosotros la vida". Significa que mientras el apóstol, por causa del evangelio, va gastando su vida, en esa medida siembra vida en la comunidad que acoge ese mensaje. Pablo ha expresado esta identificación con Cristo en otros momentos, como en Gál 2, 20 o en Flp 3, 7-11. Pero el hecho de que ahora apoye su ministerio en el kerygma: muerte y resurrección de Jesús, es porque sirve extraordinariamente a la metáfora paradójica del “vaso de barro" y del “tesoro". El predicador del evangelio, pues, experimenta personalmente la soteriología en su doble dimensión de muerte y de vida. No se puede vivir sino muriendo, de la misma manera que Cristo no ha podido resucitar o “ser resucitado”, sino pasando por la debilidad de la muerte (v. 10). Si todos los cristianos, pues, tienen que acoger esta experiencia soteriológica de identificación con Cristo, no puede ser menos el apóstol que está encargado de este ministerio.

Evangelio (Mateo 20, 20-28): Beber el cáliz de Jesucristo: servir dando vida

Este episodio de la vida de Jesús con la madre de los hijos del Zebedeo, pasa a la historia de la tradición con todas las connotaciones de algo que pone de manifiesto que ha podido ser escrito, o al menos retocado, después del martirio de Santiago a manos de Herodes Agripa. Por eso mismo, algunos consideran que Jesús pudo anunciar que seguirle a él, tomar la cruz, es "beber la copa" y, sin duda, palabras como estas tuvieron que oír los suyos en el camino hacia Jerusalén. Quizá lo extraño de nuestro relato es que sea la madre de los Zebedeos, y no éstos directamente, como sucede en Mc 10, 35-45, los que hacen la petición de sentarse a la  derecha y a la izquierda en su gloria. ¿Será para rebajar la tensión entre los mismos discípulos y hacer más aceptable que una petición como ésta por parte de la madre es más verídica? Desde luego que el texto de Marcos debe ser más primitivo, ya que no se explicaría que Marcos hubiera prescindido de la madre. E incluso en la redacción se nota que la petición era de los hijos “no sabéis lo que pedís”. Una madre, desde luego, siempre puede exagerar en el deseo de lo mejor para sus hijos.


Pero lo que está en juego en este episodio es cómo los discípulos de Jesús nunca entendieron, antes de su pasión, lo que se estaba tramando en la vida íntima de Jesús y en su misión de anunciar y hacer presente el reinado de Dios. Quizás para rebajar este equívoco la tradición ha introducido en escena a la madre. El discutir sobre los primeros puestos, el entender el mesianismo de Jesús como algo social y político, es algo que responde a la historia verdadera de los seguidores de Jesús. Pedro mismo, en Marcos 8, 33, recibe el reproche más fuerte que podamos imaginar para el primero de los Doce, precisamente por no aceptar que el Mesías (Jesús en concreto), pudiera sufrir, porque esa no era la tesis oficial del judaísmo que ellos, desde luego, compartían. Se habla de cuando "reines”, lo cual denota la visión política del asunto y lo que los discípulos compartían cuando "seguían" al profeta de Galilea.

El sentido del reinado que Jesús anuncia, reinado de Dios precisamente y no de él directamente, queda truncado con la expresión de lo único que pudo prometerles a los hijos del Zebedeo, y a los Doce, y a todos los que sean sus discípulos: "beber la copa" (cf Is 51, 17; Lm 4, 21) que es "pasar todo un trago". Es el anuncio de una prueba dolorosa que a Jesús no se le escapaba para él y para los suyos. Esto no recuerda, inmediatamente, la escena de Getsemaní, que el mismo tuvo que afrontar desde su experiencia y psicología humana. ¿Por predicar un Dios así, un mensaje de liberación, las bienaventuranzas para los pobres y limpios de corazón, se debe pasar por este “trago"? ¡Sin duda! Eso es lo que les puede prometer Jesús a Santiago y Juan y a los Doce. Porque esa "copa” es la única que los hombres permiten al profeta del reinado de Dios. Y con ello se deshace el deseo ardiente de los primeros puestos, de triunfar, del poder... El mensaje de Jesús lleva en su entraña el desposeerse de muchas cosas, pero especialmente el desposeerse de "triunfar” o al menos de triunfar venciendo a los demás. Con el mensaje de Jesús se gana perdiendo, es decir, dando la vida a los otros como “pro-existencia" verdadera.

El desmontaje del poder, poniendo como ejemplo la actitud de los jefes de este mundo, es proverbial. Los verbos que se usan son elocuentes: tiranizar y oprimir. Esa es la historia verdadera de los jefes y los imperios o reinos de los hombres. El reinado de Dios, causa de Jesús, tiene un verbo más elocuente "servir". La aplicación que se hace en el dicho al Hijo del hombre, es decir, al mismo "yo" de Jesús no deja lugar a dudas. Se trata de “servir dando la vida”. No es simplemente el verbo "servir" a secas que puede sonar simplemente a esclavitud. Porque no se trata tampoco en el cristianismo de “ser esclavos”. No es ese el sentido. El cristiano no es "esclavo" ni del mismo Dios, porque Jesús no quiso hacernos esclavos de Dios. Por tanto "servir dando la vida" por muchos, es decir, por todos, es lo específico de Jesús y lo debe ser de sus seguidores. Eso es triunfar y beber la copa, y pasar el trago del seguimiento. Por eso la palabra “rescate" (l?tron) debe tener ese sentido de redención o liberación. Es el término técnico para que los prisioneros de guerra o los esclavos lograran su libertad. Por tanto, redención (l?tron) debe significar "vivir haciendo vivir a los demás”, “dando vida a los demás"; ese es el precio, ese es el l?tron cristiano. Eso es lo que Jesús promete a los Zebedeos.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)