Él se levantó y lo siguió

Primera lectura

Lectura de la profecía de Amós 8,4-6.9-12:

Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
—reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño—
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
Aquel día —oráculo del Señor Dios—
haré que el sol se oculte a mediodía,
y oscureceré la tierra en pleno día.
Transformaré vuestras fiestas en duelo,
y todas vuestras canciones en elegía.
Pondré arpillera sobre toda espalda
y dejaré rapada toda cabeza.
Será como el duelo por un hijo único,
y el final como un día de amargura.
Vienen días —oráculo del Señor Dios—
en que enviaré hambre al país:
no hambre de pan, ni sed de agua,
sino de escuchar las palabras del Señor.
Andarán errantes de mar a mar
y de septentrión a oriente deambularán
buscando la palabra del Señor,
pero no la encontrarán.

Salmo de hoy

Sal. 118 R/. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamiento. R/.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

V/. Mira cómo ansío tus mandatos:
dame vida con tu justicia. R/.

V/. Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,9-13

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Vagarán buscando la Palabra del Señor y no la encontrarán

La misión de profeta Amón fue denunciar al pueblo de Israel la corrupción en que vivían y advertirles que si no se arrepentían serían destruidos.

En esta lectura vemos reflejada la conducta engañosa de algunos israelitas: cumplir con las normas, pero aplastando a los que tienen a su lado. Es lo que comúnmente designamos como llevar una doble vida: de cara a la galería viven la piedad para con Dios, pero olvidan la caridad con el prójimo. Los israelitas olvidaron, y muchas veces nosotros también lo hacemos, que la fe pasa por la caridad, que son como las dos caras de una misma moneda. Si nuestra fe es sincera se va a notar en nuestra vida, en nuestro actuar según Dios, sin falsear ni maquillar su Verdad en nuestro provecho, y por supuesto, sin perjudicar al pobre.

Vivir una doble vida es una tentación muy sutil y que fácilmente anestesia nuestra conciencia. Podremos engañar a los demás, engañarnos a nosotros mismos, pero no a Dios. Por eso Dios actúa con firmeza. Como vemos en la lectura, es duro en sus Palabras, denuncia la injusticia a la que se somete a los pobres, y anuncia que los que así obran se verán rodeados de amargura, llanto, oscuridad… Situación de la que les será muy difícil salir porque incluso tendrán hambre de oír la Palabra de Dios, único capaz de devolver la esperanza, y no la encontrarán.

Pidamos al Señor que nunca nos falten profetas que nos anuncien su Palabra y que nos ayuden a no sucumbir ante las falacias de la vida. Que cada día tengamos más hambre de su Palabra, verdadero alimento para nuestra alma, el único que nos puede saciar de verdad.

Él se levantó y lo siguió

Hoy es el propio San Mateo quien nos cuenta el relato de su vocación. Jesús lo vio, le dijo sígueme y él se levantó y lo siguió.

De todos es sabido que Mateo era recaudador de impuestos, oficio que no era bien visto. Sin embargo, Jesús no se fijó en lo que hacía, en lo que aparentaba ser, sino que escudriñó su interior y descubrió dentro de él un corazón dispuesto a dejarlo todo y a seguirle.

Este relato nos interpela, nos anima a abrir nuestros ojos, a no tener una mirada superficial,  que se fija en la apariencia y olvida el misterio de Dios que esconde cada persona.

Mateo fue llamado en el momento oportuno, lo vemos en el hecho de que a la invitación de Jesús a seguirle respondió con prontitud. Si el Señor se hubiera quedado en lo externo, en pensar que como estaba haciendo algo “contrario” a la vocación, mejor era no llamarlo al seguimiento, no tendríamos al gran Apóstol y Evangelista San Mateo.

Pidamos al Señor por la intercesión de San Mateo, que tengamos la valentía de proponer la vocación a los jóvenes de nuestro entorno. Ellos, aún sin saberlo, buscan a Dios, porque buscan la felicidad, muchas veces llamando a puertas equivocadas. Ayudémosles a encontrar el camino de la alegría verdadera, la que sólo Dios puede dar.