¿Qué celebramos?

Partamos del texto más antiguo y uno de los más históricos. Es fray Jordán de Sajonia, que conoció a Domingo, le trató, y fue su sucesor al frente de la Orden de Predicadores desde el año 1222 hasta el 1237, en que murió. Escribió un pequeño librito titulado Los Orígenes de la Orden de Predicadores. Muchos de los datos los recogió cuando aún vivía el Santo. Afirma Jordán: «El mismo año [1218] el Maestro Domingo marchó a España y allí fundó dos casas, una en Madrid, que ahora es de monjas, y otra en Segovia, que fue la primera casa de frailes en España. Por una donación que hizo el arzobispo de Toledo, D. Rodrigo de Rada, a Domingo y sus hermanos, sabemos que en el mes de noviembre de dicho, de 1218, estaba en Talamanca, próximo a Madrid. Domingo venía a España a visitar a sus hermanos, que estaban en Madrid, y que eran solo dos.

Hay autores que aseveran que en este momento  ya recibió a unas mujeres, que serían las primeras dominicas de Madrid. Pero el convento que se inició era  para los frailes, como decía Jordán de Sajonia. La bula del papa Honorio III, conseguida por santo Domingo, datada el 20 de marzo de 1220, en Viterbo, lo confirma: el Papa agradece al pueblo de Madrid la acogida que a los predicadores ha deparado, las limosnas y ayudas que les prestan en la edificación del convento, y le pide que siga ayudando a los frailes, que es acción grata a Dios; además promete a los madrileños que lo tendrá en cuenta para favorecerlos. En consecuencia, hasta esa fecha el convento fundado por Domingo era de frailes. El mismo Jordán afirma que «Fray Domingo Español [conocido también como Domingo Chico o de Segovia] fue prior de Madrid». Pero en mayo del mismo año, Domingo escribió una breve y hermosa carta a la priora y monjas de Madrid, animándolas a aumentar la virtud; y amén de darles normas para la vida contemplativa en clausura, les dice: «Hasta agora no avía casa acomodada para guardar las cosas de vuestra religión; mas ya no podéys pretender excusa, pues por la gracia de Dios, tenéys suficientes idóneos edificios donde puede aver observancia....También mandamos a nuestro caríssimo hermano, es decir, fray Manés [Mamerto], que en essa casa ha trabajado mucho, y os ha juntado en esse sanctíssimo estado, que lo disponga, concierte y ordene, como le pareciere que más cumple para que viváis sanctíssima y religiosamente. A este texto, debemos unir otro hecho. Santo Domingo, una vez terminado su viaje a España, se dirigió a Francia, para visitar a los hermanos de Tolosa, donde estaba ya en el mes de junio de 1219, y en el mes de julio se encontraba en París. Allí estaba su hermano (carnal), fray Manés, que ya en 1217 era dominico, y este mismo mes de julio lo envía a Madrid, donde permanecerá para hacer el cambio de convento de frailes a de monjas, donde trabajó mucho.

En la mente de Domingo de Guzmán estaba, ya en 1219,  el propósito y la decisión de que las mujeres que había recibido durante su estancia en Madrid ocupasen el monasterio que se levantaba para frailes. Así parece lógico que en la carta anterior, en mayo de 1220, existiese un grupo de mujeres formado, ya con priora, para las que fray Manés trabajó mucho desde su llegada en el mes de julio de 1219.

Así, pues, la tradición monástica de las dominicas de Madrid que mantuvo, y mantiene, como fecha de fundación de su monasterio el año de 1219 y fundando por santo Domingo, se ve confirmada por la historia. En efecto, este año es el VIII centenario de la fundación del monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid; aunque fuera en 1220 cuando se internaron en clausura, ya en un edificio propio, el grupo existía desde el año anterior.

Es este evento una buena ocasión para dar a conocer la vida contemplativa dominicana, que atrajo en su dilatada  historia a muchas mujeres madrileñas a un bello estilo de vida dedicada a la alabanza a Dios, a la oración por el mundo y a hacer de su fraternidad un testimonio del Evangelio de Jesucristo.

También creemos, que puede ser una óptima ocasión para que se conozcan algunas de las valiosas  joyas, de las pocas que se salvaron de la demolición de 1869 y de la Guerra Civil. Merece la pena conocer los 100 pergaminos de bulas y cartas, el «Códice de Santo Domingo» (siglo XIV-XV), con los dibujos de los «Modos de orar de santo Domingo», la «Pila Bautismal del Santo», donde la casa real de España bautiza a sus miembros, el «Libro de los Privilegios», el «Libro de Becerro», la imagen de la «Virgen del Monasterio», y algunas pinturas y esculturas.