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Llega a Vitoria la Escuela de Silencio del Padre Moratiel

12 de marzo de 2024

«Su gran logro ha sido hacer asequible para el gran público la altísima mística renana del siglo XIV»

  [Diócesis de Vitoria] La Escuela del Silencio del Padre Moratiel es un camino hacia el total vaciamiento interior que emplea algunas técnicas orientales perfectamente compatibles con la doctrina católica. En cierto modo, podemos decir que su gran logro ha sido hacer asequible para el gran público la altísima mística renana del siglo XIV, apoyándose en las religiones orientales, sobre todo en el budismo zen". Así define el religioso dominico fray Julian de Cos la Escuela de Silencio que llega a Vitoria y cuya presentación será el miércoles 10 de abril en el Aula Juan XXIII a las 19:00h.

 

  Lola Montes será quien haga la presentación de este camino espiritual que nos acerca a Dios. Montes es discípula directa del Padre Moratiel. Este acto de presentación está abierto a todos –laicos, sacerdotes, religiosas– y tendrá un aforo limitado al espacio de la sala.

  José Fernández Moratiel nació en Santa Olaja de Eslonza (León) en 1936. Con trece años ingresó en la Escuela Apostólica dominicana de Corias (Asturias) y a partir de ahí siguió la formación institucional en la Orden de Predicadores hasta que se ordena en 1962. Tras un corto periodo en el convento de San Pablo de Valladolid y otro en San Esteban de Salamanca, donde fue pedagogo de los frailes estudiantes, es asignado en 1968 al que será desde entonces su convento: Santiago de Pamplona. A partir de ese momento se dedicó a la predicación itinerante, falleciendo en Málaga el 12 de febrero de 2006.

Siendo fraile estudiante, a finales de los cincuenta, comenzó una profunda aventura espiritual que le llevó a crear treinta años más tarde, a finales de los años ochenta, su gran legado: la Escuela del Silencio, un camino espiritual que conduce hacia el encuentro con Dios en el puro silencio interior. La Escuela del Silencio ayuda a experimentar la presencia de Dios dentro del corazón: nuestra «casa interior».