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Beatificación de 27 mártires dominicos de Almagro, Almería y Huéscar

Beatificación

¿Qué es un mártir?

Un mártir es aquel al que se le arrebata la vida por la fe. El mártir es el testigo, el confesor de la fe por excelencia. Ellos siguen estimulando la vida de tantos y tantos creyentes en Jesucristo. El mártir es signo de reconciliación: ellos murieron perdonando. En su perdón ofrecido encontramos el mejor aliento para que todos fomentemos el espíritu de reconciliación y del que tan necesitados seguimos estando.

Los mártires son un modelo de vida. Al recordar a estos mártires nos vemos invitados a renovar nuestra fe y a seguir proclamando el Evangelio de Jesucristo desde los valores que fomentan el valor de la vida, de la paz y de la reconciliación.

¿Qué es una beatificación?

La beatificación consiste en la concesión del culto público a un siervo de Dios limitado a un determinado ámbito del pueblo de Dios (circunscripción eclesiástica, institución religiosa, etc.).

¿Quiénes son beatificados?

Serán beatificados un total de 27 mártires. Veinte de ellos eran sacerdotes, estudiantes, novicios y hermanos del convento de Almagro. Otros cinco eran frailes del convento de Almería. Se beatificará también a un laico dominico de Almería y una monja dominica que fue martirizada en Huéscar. Aquí puedes leer sus biografías.

¿Cuándo se les recuerda?

Tras la beatificación, los nuevos beatos son recordados junto a todos los martires del siglo XX el día 6 noviembre. La Iglesia católica en España lo celebra con rango de memoria obligatoria.

¿Cuándo y dónde fue la beatificación?

El Santo Padre Francisco aprobó la beatificación de estos mártires en diciembre de 2019, y desde ese momento comenzaron los preparativos de la beatificación que iba a tener lugar en 2020. La irrupción de la pandemia del coronavirus obligó a posponer la celebración esperando un mejor momento. Finalmente tuvo lugar el sábado 18 de junio de 2022, a las 11h en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, que reúne las condiciones adecuadas para una celebración tan importante como esta. Puedes vovler a verlo en nuestro canal de youtube.

¿Cómo fue la beatificación?

Desde el siglo XVII las beatificaciones eran presididas por un obispo quien, tras una Eucaristía, leía el breve apostólico del papa. En 1971 el san Pablo VI decidió leer él mismo la fórmula de beatificación, aunque no presidía la misa. Y entre 1975 y 2004 los papas presidieron el rito de beatificación.

En 2005 el papa Benedicto XVI decidió que fuera el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos quien celebrara la misa y leyera el Breve apostólico de beatificación.

La celebración fue presidida por S. Em. Card. Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para la causa de los santos.

Estructura de la eucaristía

Misa en la catedral de Sevilla

La misa inicia como de costumbre hasta el Kyrie. Terminado éste, el Arzobispo de Sevilla pedirá al Prefecto:

“Eminentísimo señor: el Obispo de N., pide humildemente pide a Su Santidad, el papa Francisco, que se digne inscribir en el número de los beatos a los siervos de Dios NN.”

Tras lo anterior, el postulador de la causa lee una pequeña biografía de los mártires. Al acabar, todos se ponen de pie, salvo el Cardenal Prefecto, quien lee las letras apostólicas que contienen la fórmula de beatificación que es la siguiente:

“Acogiendo el deseo de nuestro hermano N., obispo de N., así como de muchos otros hermanos en el episcopado y de numerosos fieles cristianos, habiendo recibido el parecer de la Congregación de las Causas de los Santos, con nuestra Autoridad Apostólica concedemos la facultad de que los venerables siervos de Dios NN. Sean llamados beatos y su fiesta puede celebrarse todos los años el día… en los lugares previstos y de la manera establecida por el derecho. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.”

Acabada la lectura de las letras, todos cantan un triple amén. Mientras se canta, se descubre una imagen de los nuevos beatos.

Luego inicia un canto de alabanza a Dios, durante el cual se lleva una reliquia de los beatos en procesión y se colocan junto al altar, rodeado de flores y velas.

Terminado el canto, el obispo solicitante agradece la beatificación con estas palabras:

“Eminentísimo señor: el obispo de N., le agradece a Su Santidad, el Papa Francisco, por haberle conferido el título de Beato a los siervos de Dios NN.”

Y se acerca al Cardenal Prefecto para darle un abrazo de la paz.

Luego se canta el Gloria, y la misa continúa como de costumbre.