Vie
25
Ene
2013
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los apóstoles 22, 3-16

«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad; me formé a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto celo como vosotros mostráis hoy. Yo perseguí a muerte este Camino, encadenando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres, como pueden atestiguar en favor mío el sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y me puse en camino con el propósito de traerme encadenados a Jerusalén a los que encontrase allí, para que los castigaran.

Pero yendo de camino, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor; caí por tierra y oí una voz que me decía:
“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?

Yo pregunté:
“¿Quién eres, Señor?”.

Y me dijo:
“Yo soy Jesús el Nazareno a quien tú persigues”.
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no oyeron la voz que me hablaba.

Yo pregunté:
¿Qué debo hacer, Señor?

El Señor me respondió:
“Levántate, continúa el camino hasta Damasco, y allí te dirán todo lo que está determinado que hagas”.
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.

Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley, recomendado por el testimonio de todos los judíos residentes en la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
“Saúl, hermano, recobra la vista”.
Inmediatamente recobré la vista y lo vi.

Él me dijo:
“El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. Ahora, ¿qué te detiene? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre”».

Salmo de hoy

Salmo 116, 1. 2 R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-18

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Levántate, recibe el bautismo que, por la invocación del nombre de Jesús, lavará tus pecados.

La historia de la interpretación de la conversión de Pablo, del suceso del camino de Damasco, ha dado pie para los análisis más diversos. Incluso, en algunos casos, se discute si deberíamos hablar verdaderamente de conversión, ya que Pablo, propiamente, no cambia de Dios ni de religión, ni tampoco estamos ante un cambio moral de su vida. En el acontecimiento de Damasco, que es uh hecho real incuestionable, se da a la vez conversión y llamada a ser apóstol y predicador del evangelio. Pablo no era un desvalido de la religión y de la práctica moral del judaísmo fariseo; ni un agnóstico alejado de Dios, lo que era casi impensable. Es un cambio de destino, sin duda, pero desde el mismo Dios, aunque en Cristo y desde el evangelio: así sí que podemos hablar de una verdadera transformación.

En Pablo podemos contemplar a un hombre de gran celo por Dios, antes de su conversión y después del encuentro con el Señor. En este encuentro vemos como es dócil a la llamada y dirigente en cumplir el encargo recibido por el Señor, de predicar y anunciar el evangelio y este nuevo camino. Si antes por celo a Dios perseguía este camino, ahora con más fuerza lo predica y lo anuncia a todas las gentes, de que Jesús es el Hijo de Dios, y que se le ha aparecido a él, dándole este encargo. Pablo es nuestro mejor ejemplo de fidelidad, él desde su encuentro con Jesús le fue fiel en todo momento, sin preocuparle los sufrimientos que tenía que padecer por Cristo. Él nos dirá ¿Quien me apartará del amor de Cristo? La angustia, la aflicción, el hambre, la desnudez. Todo lo aguanto con tal de ganar a Cristo. Él fue valiente al anunciar el evangelio. ¿Somos nosotros valientes al dar testimonio de que Cristo es el único que da vida? O ¿nos venimos abajo con cualquier contrariedad, o porque nos da vergüenza decir que somos cristianos? Dios no nos pide mucho solo que le amemos y seamos fieles a este amor, dando testimonio de su evangelio.

Y Jesús en su evangelio de hoy nos lo dice bien claro “id al mundo entero y anunciar el evangelio a todos los hombres.” Y digamos como Pablo “ya no vivo yo es Cristo quien vive en mi.” Hermanos que tengamos esta fe que tenía Pablo para decir esto. Porque él se dejo iluminar por Cristo, dejémonos nosotros también iluminar por el Señor. Así sea.