Dom
26
Abr
2009

Homilía Tercer Domingo de Pascua

Año litúrgico 2008 - 2009 - (Ciclo B)

Y en su nombre se predicará la conversión

Introducción

La resurrección de Jesucristo es el acontecimiento central de nuestra fe, aunque nunca acabemos de comprender su más profundo significado. Jesucristo ha resucitado y nosotros estamos llamados a resucitar con Él; es la Buena Noticia de la Pascua, que nos plantea una pregunta radical ¿qué repercusiones tiene este misterio en nuestra vida diaria?

Admirar desde la fe la muerte y resurrección de Cristo supone aceptar como algo importante en nuestra vida concreta, la de ahora, la de todos los días, que necesitamos la conversión, es decir, nuevos comportamientos. Comprendamos que la fe en la resurrección -como fruto del Amor- supone cambiar a diario un enfoque cerrado, torpe, rutinario, egoísta por un esquema diametralmente distinto de renovación, lucha, esfuerzo, dinamismo y esperanza.

Todo esto significa morir desde la renuncia a la ambición, al placer narcisista, a las malas relaciones de vecindad, a la imposición dominante sobre el débil… y vivir con la nueva modalidad de los hijos de Dios, que la Biblia denomina justicia verdadera o santidad.