Sáb
25
Abr
2009

Evangelio del día

Segunda Semana de Pascua

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14

Queridos hermanos:
Revestíos todos de la humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes. Así pues, sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él, os ensalce en su momento. Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros.
Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará. Suyo es el poder por los siglos. Amén.
Os he escrito brevemente por medio de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y para daros testimonio de que esta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos firmes en ella.
Os saluda la comunidad que en Babilonia comparte vuestra misma elección, y también Marcos, mi hijo. Saludaos unos a otros con el beso del amor.
Paz a todos vosotros, los que vivís en Cristo.

Salmo de hoy

Salmo 88, 2-3. 6-7. 16-17 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Reflexión del Evangelio de hoy

“En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once…”.

Como era de esperar, el evangelio de hoy, aunque en la festividad de Marcos, no puede hacer otra cosa que ponernos en clave Pascual. ¿Es lo que estamos celebrando, no? Y más aún, es lo que mantiene –o debería– nuestra esperanza.

Jesús se aparece a los Once y no hace otra cosa que recordarles lo mismo que les ha dicho, una y otra vez, desde el día que los llamó: les ofrece un sentido nuevo para sus vidas, ya no serán pescadores ni recaudadores de impuestos, ni mujeres de su casa. A partir de ahora serán predicadores de la Buena Noticia, la que han conocido junto a él.

Es cierto que lo habían oído mil veces, pero… ¿lo habían comprendido completamente? Por su actitud antes y tras la muerte de Jesús parece que no mucho. Pero con Cristo resucitado y actuante en sus vidas parece que las cosas cambian, que la realidad se transforma. El mundo conocido se les hace pequeño y se tiran a los caminos y se suben a las azoteas para gritar que es cierto: que Aquel que les cambió a ellos la vida quiere hacer lo mismo con todos y no solo con las personas: ha venido a traernos un Reino que, si nos dejamos, o más bien, si cooperamos, es capaz de transformarlo todo.

Entonces nos ocurrirá lo que dice el salmo de hoy: “Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo”… No sabremos más que cantar y contar lo que Dios Padre-Madre va haciendo en nosotros y entonces pasará como dice el texto del evangelio, que seremos conscientes de que “el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban”.

El texto de la I Carta de Pedro nombra al homenajeado de hoy, Marcos, –suponemos que es el evangelista aunque tampoco es muy importante si es o no– como su propio hijo. Pero dice más cosas. Nos recuerda que hay muchos que lo pasan igual o peor que nosotros y que la solución no es la de antaño conocida, sino acudir a la Palabra de Vida, al Evangelio liberador para, entre todos, tejer una sociedad nueva, más justa, más humana, más sobria, más solidaria, al fin.  Capaz de vencer y convencer a todos, capaz de cambiar nuestras existencias pero también, el mundo que nos rodea… “Si nos dejan”(mos)…