Dom
8
Abr
2018

Homilía II Domingo de Pascua

Año litúrgico 2017 - 2018 - (Ciclo B)

¡Dichosos los que no han visto y han creído!

Introducción

Este segundo domingo de Pascua, o también llamado Domingo de la Divina Misericordia, nos muestra el amor de Dios en la misma incredulidad de Tomás. Su falta de fe, genera el encuentro personal con Jesús resucitado, a quien reconoce por la señal de los clavos en las manos y el costado atravesado por la lanza al ser crucificado y termina proclamándolo como: ¡Señor mío y Dios mío! La incredulidad de Tomás nos hace tomar conciencia de que, sin un encuentro personal con Jesús resucitado, nuestra fe no se sostiene. Que el creyente se constituye como tal, a partir de la vivencia interior de experimentarlo vivo en uno mismo. Jesús sigue “resucitando”, haciéndose presente, más allá de permanecer cerradas las puertas de muchos hombres y mujeres a la fe. No hay muro que no pueda atravesar la misericordia de Dios en su empeño porque la humanidad entera experimente ya en este mundo la presencia de Jesús resucitado en sus vidas.